Inventada por un artista que lleva 10 años trabajando con la luz, Geo Florenti, de 42 años, nativo de Sibius, en Transilvania, pero italiano desde 1991, fue presentada en el Politécnico de Milán.
Se trata de una célula fotovoltaica situada delante de una fuente de luz LED, que recoge la energía que se perdería y, a través de un cable, alimenta a otra lámpara, incluso tras una pared.
El artista realizó su primera instalación en 2009, para iluminar el “Dancer”, de Canova, y el “S. Giovanni Battista”, de Caravaggio, en la Galería Corsini, de Roma, así como una sala del Museo Andersen.
Hace meses, con una sola bombilla y células fotovoltaicas, iluminó 12 obras de grandes artistas -entre ellos Miguel Ángel Pistoletto y Giosetta Fioroni-, expuestas en una sala oscura de la Biblioteca Vallicelliana, en la que sería la primera exposición de consumo cero.
Algunos ejemplos de reutilización de la energía procedente de fuentes de luz recuperadas de las células fotovoltaicas son encender otras lámparas, recargar teléfonos móviles, iluminar carteles y vallas publicitarias, entre otras cosas.
La idea de Florenti es innovadora, porque la luz tradicional de los museos y galerías puede ser reutilizada para iluminar las obras con luces LED. Reducir el consumo en un 20-30 por ciento sería un gran éxito”, admite Mauro Annunziato, director de la División de Energía Inteligente de Enea.