El candidato republicano ha dicho que elevaría los aranceles sobre las importaciones chinas al 60% o más si gana las elecciones presidenciales de este año. El daño económico a China sería mucho mayor que durante el primer mandato de Trump porque los aranceles serían más altos y la economía china es mucho más vulnerable.
Trump «pondrá su codo en la economía china a medida que se desinfla», dijo Matthew Gertken, estratega geopolítico titular en BCA Research. «Están más vulnerables».
La guerra comercial estalló en el 2018, cuando Trump impuso aranceles de hasta el 25% a importaciones procedentes de China con valor de 350 mil millones de dólares -65% del total del 2018- incluyendo a paneles solares, lavadoras, acero y aluminio. China tomó represalias con sus propios aranceles sobre productos estadounidenses.
La mayoría de los economistas dice que China se llevó la peor parte de esa pelea comercial, pero el efecto no duró. Sus exportaciones se recuperaron con fuerza durante la pandemia, cuando los consumidores occidentales encerrados se atiborraron de productos electrónicos de consumo y otras comodidades para el hogar.
Desde entonces, los exportadores chinos han encontrado nuevos mercados, ayudados por apoyo estatal y bajos precios. El superávit de China en el comercio de bienes alcanzó un récord mensual en junio de casi 100 mil millones de dólares, impulsado por las exportaciones a la Unión Europea y el Sudeste Asiático.
Salvo las exportaciones, China pasa apuros
El aumento en las exportaciones es un punto positivo para una economía que batalla en otros aspectos. Una crisis inmobiliaria épica se encuentra ahora en su tercer año. Escarmentados por la crisis inmobiliaria y el trauma persistente de la pandemia, los consumidores chinos mantienen bien aferradas sus billeteras. Las finanzas de los gobiernos locales están bajo severas presiones y la confianza del sector privado está estancada.
Esta dependencia de la manufactura y las exportaciones hace que China sea mucho más sensible a una escalada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Patrick Zweifel, economista titular en Pictet Asset Management, estima que si una Presidencia de Kamala Harris se apegara a la política arancelaria más selectiva de la Administración Biden, podría recortar quizás 0.03 puntos porcentuales al crecimiento económico chino el próximo año.
Si se aumentan los aranceles al 60% a todos los productos chinos, como ha propuesto Trump, el impacto sería mucho mayor, quizás de 1.4 puntos porcentuales, lo que, de acuerdo con sus pronósticos, reduciría el crecimiento en el 2025 del 4.8% anticipado a alrededor del 3.4%.
UBS estima que los aranceles del 60% sobre las importaciones estadounidenses de productos chinos frenarían el crecimiento del PIB en aproximadamente 2.5 puntos porcentuales en los 12 meses posteriores a su imposición, aunque el lastre podría ser de sólo 1.5 puntos porcentuales si China toma medidas compensatorias.
Entre esas respuestas: las autoridades chinas podrían dejar que su moneda se debilite aún más, extender devoluciones de impuestos y otros beneficios a los exportadores y recortar las tasas de interés.
De acuerdo con Goldman Sachs, podrían intentar obligar a Estados Unidos a reconsiderar su situación tomando represalias, como elevando los aranceles sobre los productos estadounidenses, reteniendo el suministro de minerales críticos y posiblemente vendiendo activos estadounidenses, como bonos del Tesoro.
Estudios publicados por universidades en China y la Universidad de Stanford encontraron que la primera ronda de aranceles de Trump no sólo afectó las exportaciones, sino que también redujo las ganancias corporativas, perjudicó la confianza de las empresas y los consumidores y estranguló la inversión y la contratación.
Los economistas dicen que esos efectos se repetirían y amplificarían en esta ocasión, ya que Trump impondría aranceles a todas las importaciones chinas.
Otros países también levantan barreras
Las ganancias de las empresas chinas están bajo presión por una demanda débil y un exceso de oferta crónico. Los precios al productor llevan casi dos años cayendo. Una empresa que opera con un margen de ganancias del 5% o el 6% no podría lidiar con aranceles del 60%, señaló Nick Borst, director de investigación de China en Seafarer Capital Partners, un administrador de activos de California centrado en los mercados emergentes.
Desde el 2018, China ha reorientado algunas exportaciones fuera de Estados Unidos y está vendiendo más a economías en desarrollo. Con el mercado estadounidense efectivamente cerrado por un arancel del 60%, China se vería obligada a vender aún más a esos otros mercados.
Pero algunos, como India, Brasil y México, ahora están rechazando las importaciones chinas con base en preocupaciones por los empleos y las industrias nacionales.
«Si China queda básicamente excluida del mercado estadounidense tendrán que impulsar sus productos aún más a otros destinos. Y es posible que otros destinos no toleren eso», destacó Adam Slater, economista principal en Oxford Economics.
China podría desactivar esas tensiones construyendo fábricas en el extranjero para atender a los mercados locales. Pero el liderazgo de China tiene sentimientos encontrados acerca de la expansión en el extranjero, dijo Borst, dado que potencialmente significa un menor empleo manufacturero en casa. (Jason Douglas / THE WALL STREET JOURNAL)