No tengo prisa (¿aunque esté relacionado algún familiar?) Claro, sí, sí, ha habido muchas especulaciones por muchas razones…”, señala seria y sin titubear Hernández a pregunta expresa sobre la posible vinculación de algún familiar en estos hechos.
En entrevista con Excélsior, Norelia señala que dará otro voto de confianza a la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, luego de que por fin se le permitió conocer de primera mano los avances en la investigación, aunque no ofreció detalles por el sigilo que se lleva en el caso.
«Estábamos inquietas porque habíamos visto pura información, lo que le puedo decir es que ayer (lunes) ya vi una investigación, entonces eso nos da tranquilidad… Estamos tranquilos, de no ver nada ya vi, eso me da tranquilidad”, expresa la madre de Norberto.
Detalla que el encuentro, al que no asistió la procuradora Ernestina Godoy, pero que fue encabezada por el director de la Policía de Investigación, Omar García Harfuch la dejó convencida de los avances que tienen las autoridades judiciales.
«Creo que fue una entrevista muy buena se nos dan a conocer avances, lamentablemente ha habido muchas filtraciones y las investigaciones yo creo que sí se han tardado un poco y entorpecido, pero tenemos fe de que, a partir de este momento, todo va caminando bien”, abunda esta mujer.
Sin embargo, en el encuentro que sostuvo con los representantes de la PGJ no se determinó una fecha para concluir con las indagatorias y dar con el o los presuntos responsables, por lo que reiteró que espera una investigación “real y con sustento”.
Este diario publicó ayer, el reclamo de la madre de Norberto al señalar que “no había una investigación” del secuestro y homicidio de su hijo, justificando que se debía al relevo de funcionarios en la Policía de Investigación y de la Fiscalía Especializada para la Investigación de Secuestro.
Norelia Hernández reitera que ha perdonado a los secuestradores de su hijo y que encuentra fortaleza en su otro hijo Aarón, pero se quiebra por completo al recordar una anécdota ocurrida en Meoqui, durante el sepelio de su familiar, cuando otra mujer se acercó a darle el pésame.
«Ya los perdoné y tengo una anécdota que no había contado a nadie, pero el día que estábamos en Meoqui, yo duré como tres horas dando el pésame de mucha gente que me conoce, pero también había personas que no conocía y llega una madre y me da un rosario, me da un abrazo y se suelta llorando con unas ganas y una fuerza y me dice: ‘Señora vine a darle las gracias porque mi hijo es un delincuente y usted está orando por él, cuando nadie lo hace’, entonces oremos por esa gente”, recuerda Norelia antes de romper en llanto.