En un comunicado, la familia ha relatado lo ocurrido, para evitar también rumores e informaciones falsas. «Birgitte viajó a Filipinas en febrero junto a varios amigos. Vieron a un perrito indefenso en la carretera y Birgitte se lo llevó a casa. Todos jugaban con el cachorro, que mordía como parte del juego. Cualquiera puede tener pequeñas mordeduras de cachorros durante unas vacaciones. Birgitte, trabajadora en el sector sanitario, hizo lo que debía. Ningún mordisco tuvo necesidad de supervisión médica».
«Ella enfermó», prosigue el comunicado. «Un médico diagnosticó que los síntomas podrían parecerse a los de la rabia. En Noruega, esta vacuna no se encuentra en la lista de vacunas requeridas para ir a Filipinas, a menos que se viaje a áreas con poca higiene».
«A Birgitte le encantan los animales. Nuestro temor es que esto le suceda a otras personas que tengan un corazón tan cálido como ella. Queremos que esta vacuna se incluya en el programa de visita de aquellas ciudades donde puedan haber focos de rabia y que las personas sean conscientes del peligro».