El pasado mes de febrero, Héctor Eduardo Ramírez, propietario de un negocio de venta de neumáticos, contrajo matrimonio con Leonor Báez tras un breve noviazgo de un mes. Todo parecía seguir las pautas de los romances de novela cuando, de repente, todo cambió, y 20 días después de la boda el recién casado fue encontrado colgadoen una de sus tiendas.
El pasado 6 de marzo, los vecinos de la zona donde se encuentra la tienda, escucharon los gritos de Báez, que pedía ayuda tras —según decía— haber encontrado a su marido ahorcado. La mujer creía que Ramírez ya estaba muerto, según el plan que ella y su expareja habían trazado con la intención de heredar sus negocios.
Sin embargo, algo salió mal. En realidad Ramírez no estaba muerto. Tras ser trasladado a un centro médico, permaneció en coma durante cinco días y al despertar contó a los investigadores lo que había pasado de verdad.
Mientras Báez aseguraba que su marido había tratado de quitarse la vida debido a una pelea que mantuvieron ese día, pero la realidad fue bien distinta.
Al terminar su día laboral, a las ocho y media de la tarde, Ramírez estaba cerrando la tienda, cuando fue atacado por la mujer y su amante, Morales Ocampo. Lo golpearon en la cabeza y lo colgaron con un cable de una viga en el fondo del edificio. La investigación, que originalmente había sido iniciado como «tentativa de suicidio» fue cambiada a «homicidio agravado por el vínculo en grado de tentativa».