El PIB trimestral del País desaceleró con fuerza en el cuarto trimestre del año pasado al moderar su tasa de expansión a sólo 0.1 por ciento -su menor ritmo desde el tercer trimestre de 2021- desde un avance previo de 1.1 por ciento en el periodo julio-septiembre de 2023.
No obstante, pese a la marcada ralentización, el PIB del País logró acumular nueve incrementos seguidos a tasa trimestral.
«Lo que nos está mostrando el dato del PIB es que la economía está en un periodo de ralentización, eso aunado a que la inflación va mejorando después del repunte de los últimos meses, estarían dando argumentos para que Banco de México empiece a vislumbrar en el corto plazo una bajada de tasas», dijo Humberto Calzada, economista en jefe de Rankia Latinoamérica.
Por componentes, las actividades primarias -del sector agropecuario- cayeron uno por ciento luego de dos trimestres consecutivos al alza, mientras que las actividades secundarias -del sector fabril y manufacturero- cortaron una racha de 10 incrementos en fila a tasa trimestral luego de disminuir 0.1 por ciento.
En tanto, las actividades terciarias -del sector servicios- moderaron su ritmo de crecimiento a sólo 0.3 por ciento tras un incremento previo de 0.9 por ciento.
Al interior del sector servicios, destacaron las caídas de 2.4 por ciento en servicios financieros y de seguros, así como de 2.1 por ciento en información de medios masivos.
Asimismo, sobresalió la marcada desaceleración desde 3.4 a uno por ciento en el comercio al por mayor y de 3.5 a 1.5 por ciento en los servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas.
«Los datos del PIB del cuarto trimestre confirman que la economía terminó el año con fuertes señales de fatiga, ya que los tres grandes sectores productivos perdieron fuerza», comentó al respecto Alfredo Coutiño, director para América Latina de la unidad de análisis de Moody’s Corporation.
Sin embargo, indicó que a futuro la economía recibirá inyecciones de gasto en la primera mitad de 2024 ante los preparativos para el proceso electoral y el financiamiento de las campañas políticas, lo cual impulsará actividades ligadas a promoción, impresión, comunicaciones y transportes, alojamiento y la preparación de alimentos en restaurantes.
«Este impulso se va a apagar pasadas las Elecciones y a lo largo de la segunda mitad del año, sobre todo por el efecto de la transición política (cambio de equipos y curva de aprendizaje)», añadió el especialista.
Para todo 2023, el PIB del País creció 3.2 por ciento -cifra ligeramente mayor al 3.1 por ciento de la estimación oportuna de Inegi, pero menor al 3.9 por ciento de 2022-; con ello, la expansión económica estuvo por debajo del 3.5 por ciento vaticinado por la Secretaría de Hacienda (SHCP).
«El crecimiento del año pasado sigue siendo un efecto rebote y la apreciación del peso generó más optimismo entre los consumidores. Esto evidencia que hubo una fuerte desaceleración económica en la última parte del año, la economía se maneja mucho por tendencias y no se está revertiendo», dijo Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base.
IGAE acumula tres descensos
En un informe aparte, Inegi dio a conocer que el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) registró una ligera baja de 0.05 por ciento mensual en diciembre de 2023, con lo que acumuló tres reveses en fila.
Dicha reducción se debió a la caída de 0.74 por ciento en las actividades secundarias, la segunda en fila, combinada con la desaceleración en las terciarias desde el 0.25 por ciento en noviembre a sólo 0.04 por ciento al mes siguiente.
Por su parte, las actividades primarias crecieron 7.86 por ciento mensual, su mejor desempeño en 41 meses.
Con información de Agencias y Ernesto Sarabia