Monterrey.- La compra de 13 generadoras eléctricas de Iberdrola en México que serían arrendadas a la CFE terminarían por financiar la expansión de la empresa española en Brasil.

Y es que las cifras son curiosamente por el mismo monto pactado para la venta de esos activos en el país.

Por un lado, hace apenas unos días el Gobierno de México presumió con bombo y platillo una segunda «nacionalización» por la cual la CFE tomaría (indirectamente) el control de 13 plantas de Iberdrola en una transacción que le representaría a la firma española ingresos por 6 mil millones de dólares.

La venta la hizo la española al fondo privado MIP, operación que será fondeada con deuda en la que incurrirá el Fonadin, brazo de Banobras, y que de acuerdo con expertos quedará contabilizadas en el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público, un concepto amplio de la deuda de Gobierno federal y sus entes.

Pero mientras que así el conglomerado ibérico reduce su negocio en México, más al sur del Continente la historia es muy distinta.

Apenas el pasado 22 de marzo, dos semanas antes de que se anunciara la compraventa en México, la compañía española se había comprometido a invertir 30 mil millones de reales, equivalentes a 6 mil millones de dólares, en Brasil.

Medios del país sudamericano y un comunicado de la propia Iberdrola precisaron que esos recursos en el país sudamericano se destinarán en los siguientes tres años a desarrollar nuevos proyectos de energías renovables y redes.

Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, hizo el anuncio ante Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, y Alexandre Silveira, Ministro brasileño de Minas y Energía.

Hace tres semanas, Galán visitó un complejo energético pionero que abastecerá a 1.3 millones de hogares en Brasil, en el que ya invirtió 688 millones de dólares, el cual evitará la emisión de más de 100 mil toneladas de dióxido de carbono al año.

«Hacer realidad proyectos como éste requiere de un liderazgo político capaz de establecer una planificación a largo plazo, una política energética clara y una regulación estable y alentadora», destacó entonces Galán.

«Comenzamos en Brasil hace 20 años y hoy somos más de 100 empresas que operan en todos los segmentos del sector eléctrico brasileño y atienden a casi 40 millones de personas con un total de 16 mil empleados. Iberdrola y Neoenergia seguirán siendo fieles aliados de Brasil», complementó.

Si los inversionistas extranjeros votan con sus carteras, las decisiones de Iberdrola constituyen un claro mensaje de la firma española.

Al menos para este gigante eléctrico, no todos los gobiernos de izquierda son iguales. Mientras que algunos la electrocutan, otros fomentan la inversión.

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