Durante la mañanera, la militar expuso las condiciones de un laboratorio clandestino en el centro de Culiacán, presuntamente utilizado para la producción de fentanilo, acompañado de imágenes y videos que buscan sustentar la investigación.
Peñaloza Ibarra detalló que, a partir de los elementos presentados en el artículo y los videos anexos, no es posible reunir pruebas concluyentes para determinar que efectivamente se llevó a cabo un proceso de síntesis de clorhidrato de fentanilo. El análisis técnico identificó inconsistencias en la narrativa presentada y en las imágenes del supuesto laboratorio.
En el primer video del reportaje, de 10 segundos, se observa a dos hombres manipulando ollas con líquido blanco en ebullición sobre una estufa, con un pequeño extractor de bambú. Según el reportaje, se trataría del «primer paso» en el proceso de activación de un precursor químico. Sin embargo, la especialista explicó que no se especificaron los reactivos clave utilizados en la síntesis, como 4-NPP, anilina o cloruro de propionilo, lo cual es esencial para validar la producción del fentanilo.
En otro video, de 13 segundos, un hombre manipula un recipiente de aluminio con polvo azul, presuntamente relacionado con el proceso. Aquí, la especialista destacó que el uso de guantes de látex y cubrebocas de tela es insuficiente como medida de protección personal para manejar opioides, que pueden ser letales incluso en pequeñas dosis. Las principales vías de exposición —inhalación, contacto dérmico e ingestión— requieren equipos de respiración autónoma y guantes especializados.
Además, se identificaron sustancias como hidróxido de sodio y acetona en las imágenes, que son químicos esenciales en algunos procesos, pero no precursores específicos para la síntesis de fentanilo.
El reportaje incluye testimonios de dos hombres que afirman haber desarrollado tolerancia al fentanilo, lo que, según ellos, les permite trabajar con menos protección. No obstante, Peñaloza Ibarra subrayó que no existe evidencia científica que respalde esta afirmación, y que los pasamontañas y cubrebocas de tela observados en los videos probablemente se usaron únicamente para ocultar la identidad de los sujetos.
Asimismo, los supuestos «cocineros» mencionaron que el laboratorio fue trasladado rápidamente tras un operativo militar. La química analista señaló que esta narrativa no corresponde con las dinámicas habituales del crimen organizado, que suelen interrumpir actividades ilícitas por periodos prolongados después de un desmantelamiento.