Monterrey, México.- Las altas emisiones de dióxido de azufre por parte de la Refinería de Cadereyta, que según el Estado fueron las causantes de los malos olores reportados la noche del lunes en la Ciudad, no sólo contaminan el ambiente, sino que pueden provocar daños respiratorios y oculares, alertaron ayer especialistas. 

Aunque el lunes hubo reportes de personas con malestares en la vía respiratoria, con dolor de cabeza o náuseas, los más afectados, agregaron los médicos, son quienes ya tienen alguna enfermedad respiratoria, ya que pueden desarrollar síntomas como tos, irritación nasal, estornudos, opresión torácica, silbidos e, incluso, falta de aire.

«Los síntomas reportados por la población», indicó ayer la Secretaría de Medio Ambiente estatal en un comunicado, «coinciden con los provocados por la inhalación de distintos gases, entre ellos, el dióxido de azufre».

La noche del lunes habitantes del área metropolitana reportaron percibir olores similares al de algún químico.

En su reporte preliminar, la Secretaría indicó que los olores coincidieron con emisiones de dióxido de azufre inusualmente altas en la Refinería de Cadereyta.

«El episodio», dice el documento, «fue ocasionado en su gran mayoría por una fuente importante de SO2 (dióxido de azufre) ubicada en el este del área metropolitana de Monterrey, de acuerdo con los niveles de concentración».

Agrega que por lo regular estas concentraciones no son detectadas con importancia en el aire porque el gas es más pesado.

Pero durante el incidente, explica el reporte, se presentaban condiciones meteorológicas propicias para que la nube de contaminación se esparciera muy cercana al suelo.

A pesar del informe de la Secretaría del Medio Ambiente, versiones señalaron que el gas esparcido podría haber sido mercaptano, que es un químico sumamente oloroso, que por seguridad es empleado para darle al gas natural, que es inodoro, su olor característico.

El neumólogo Abelardo Elizondo Ríos dijo que las partículas de azufre son de las partículas más irritativas y que más inflamación en la vía respiratoria producen, sobre todo, en pacientes que ya tienen enfermedades previas pulmonares, como asma, enfisema pulmonar, bronquitis crónica, aquellos que van saliendo de cuadros agudos como Covid, influenza, neumonías, todos ellos son más propensos.

Aunque el dióxido de azufre es un químico irritante de las vías respiratorias, el también neumólogo Rodolfo Posadas Valay consideró que las dosis inhaladas sólo habrían afectado a personas susceptibles o que pasan por crisis generadas por asma.

Aclaró, sin embargo, que aunque la exposición fue a corto plazo, si continúan las exposiciones a este tipo de químicos, las consecuencias pueden ser serias.

Los toxicólogos Rommy Pineda Magaña y José Alejandro Saucedo Valentín coincidieron en que si la situación sigue, los daños pueden ser mayores.

La mejor forma en que los ciudadanos pueden protegerse es no exponerse al aire libre.

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