Algunas personas llegan a sentir tanta presión en sus áreas de trabajo que toman la decisión de renunciar, pero muchos no lo hacen de inmediato por temor o por inseguridad.
Según algunos psicólogos, la insistencia de no renunciar viene de la idea de no querer desperdiciar el tiempo invertido o lo avanzado en un trabajo.
Sin embargo, si estás en una o más de las siguientes situaciones, es muy probable que debas dejar ese empleo y conseguir otro:
- Ya no te sientes bien, satisfecho o feliz
- No lo disfrutas y no te llena
- Cada mañana te levantas con ganas de reportarte enfermo
- No hay comunicación o sientes que no la hay
- Tu mismo trabajo se siente mucho más pesado
- Tu creatividad está sufriendo
- No reconocen tus logros (nunca)
- El ambiente es tóxico (y es algo cultural)
- Ya hablaste sobre tus inquietudes y no hay solución
- Hiciste una lista y los contras son mayores
- Ni la promesa de más dinero te parece suficiente para quedarte