Biden dijo que los tres líderes estuvieron de acuerdo en realizar ejercicios militares anuales y una reunión trilateral para profundizar su alianza, “no sólo en este año, sino el próximo año y siempre”.
El presidente estadounidense elogió “el valor político” del primer ministro Fumio Kishida de Japón y el presidente Yoon Suk Yeol de Corea del Sur por superar los resentimientos de hace tiempo derivados de la ocupación de Japón a la Península Coreana antes de la Segunda Guerra Mundial para crear una nueva alianza.
“Hemos puesto los cimientos para una estructura a largo plazo en una relación que durará y tendrá un impacto fenomenal no sólo en Asia sino en todo el mundo. Es un gran acuerdo”, dijo Biden.
Biden se ha enfocado mayormente en China y en su política exterior, trabajando para lograr varios aliados. La reunión en Camp David reafirma la importancia de que haya paz y estabilidad en el Estrecho de Taiwán, lo cual es una advertencia a Pekín por su temeridad política.
Un factor que impulsó este éxito diplomático es el temor a que Donald Trump regrese al poder en la elección del próximo año y nuevamente rompa vínculos con los aliados de Estados Unidos.
Al formalizar esa alianza tripartita que desde hace tiempo ha eludido Estados Unidos, Biden y sus contrapartes esperan afianzar la arquitectura estratégica que perdurará independientemente de quién ocupe la Casa Blanca.
Los tres líderes acordaron establecer una línea telefónica tripartita para las comunicaciones en momentos críticos, mejorar la colaboración de misiles balísticos y expandir los ejercicios militares conjuntos.
Los líderes se comprometieron a implantar un mecanismo para finales del año para intercambiar información en tiempo real para mejorar el seguimiento de los misiles norcoreanos