os países occidentales comenzaron a imponer el lunes un límite de precio al crudo ruso de 60 dólares el barril y vetaron algunas variedades, dentro de las medidas para aumentar la presión sobre Rusia por la invasión a Ucrania.
Por su parte, la Unión Europea, Australia, Reino Unido, Canadá, Japón y Estados Unidos, acordaron el tope del precio, y la decisión fue rechazada por el Kremlin y criticada por el presidente de Ucrania Volodimir Zelensky, pues quería reducir el precio a la mitad.
El vice primer ministro de Rusia, Alexander Novak, responsable de asuntos de energía, advirtió en comentarios televisados el domingo que Rusia no venderá su petróleo a los países que intenten emplear el tope de precio.
“Sólo venderemos petróleo y productos de petróleo a los países que trabajen con nosotros en condiciones de mercado, incluso si tenemos que reducir la producción en cierta medida”, dijo Novak en declaraciones televisadas horas antes de que entrase en vigencia la medida.
Sin embargo, el gobierno ucraniano exigió durante el fin de semana que se bajara el límite a 30 dólares por barril e insistió en que a 60 dólares, Rusia aún ingresaría 100.000 millones de dólares anuales por crudo, dinero que puede utilizarse para financiar su maquinaria de guerra.
Finalmente, Rusia, el segundo productor de crudo más grande del mundo, depende de la venta de gas y petróleo para mantener su economía, ya ahogada por amplias sanciones internacionales debido a la guerra del presidente, Vladimir Putin, en Ucrania.