Cientos de dolientes acudieron a una misa vespertina en memoria de Amerie Jo Garza, de 10 años. Seis personas con camisas y guantes blancos cargaron el pequeño féretro hacia el interior de la iglesia católica del Sagrado Corazón, que vio superada su capacidad.
A Amerie le encantaba el color morado, por lo que Erika Santiago, su esposo y sus dos hijos, al igual que otros asistentes, fueron al funeral con camisas de ese color, adornadas con imágenes de las víctimas. Santiago se refirió a Amerie como una «niña muy buena que sonreía mucho».
El reverendo Eduardo Morales presidirá varios funerales, que continuarán durante las próximas dos semanas y media.
«No estamos aquí para celebrar su muerte. Estamos aquí para celebrar su vida», dijo el padre Morales, pastor de la iglesia del Sagrado Corazón, durante la misa fúnebre de Amerie.
«No permitan que su muerte y esta tragedia definan quién es ella».
En medio del duelo, en Uvalde también había ira por la respuesta de la Policía, muy criticada por haber tardado en abatir al pistolero.
«Pueden decirme ‘Oh, cometimos un error. Tomamos la decisión equivocada’. Pero no me van a devolver a mi bisnieta», dijo Rubén Mata Montemayor, de 78 años, bisabuelo de una de las víctimas.
El funeral de Maite Rodriguez igualmente estaba programado para realizarse este martes en una de las funerarias de Uvalde, Texas.
La hija de 11 años de Vincent Salazar, Layla, será la última. Su velorio está programado para el 15 de junio y el funeral se realizará al día siguiente. Salazar señaló que su familia posiblemente no vea el cuerpo de Layla hasta antes del velorio.
«Entiendo que también había otros niños, pero seguimos esperando a que nos la entreguen. Es en lo único en que estamos enfocados», subrayó.