Bolivia, Paraguay y –principalmente– Brasil han alertado de un aumento de los incendios forestales en la Amazonía, una zona que, según Guterres, «debe ser protegida», especialmente «en mitad de una crisis climática global» como la actual, según un mensaje publicado
en Twitter.
Según datos del Instituto de Investigación Espacial de Brasil (INPE), en lo que va de año los incendios han aumentado en este país un 83 por ciento respecto al mismo periodo de 2018, con el Amazonas como principal foco de preocupación. El presidente, Jair Bolsonaro, ha
sugerido que son las ONG quienes están detrás de estos fuegos.
Jóvenes de todo el mundo protagonizarán mañana viernes ante las embajadas de Brasil en varios países una protesta para reclamar al presidente Jair Bolsonaro medidas urgentes ante los incendios forestales que están devastando la Amazonia y ya también causan estragos en Bolivia, Ecuador y Perú.
Los integrantes del movimiento Juventudes por el Clima o Friday for Future lanzaron la convocatoria en un comunicado a fin de reaccionar ante los incendios que consumen el conocido “pulmón del mundo” y exigir a Bolsonaro acciones, ya que –consideraron- no se trata de un “problema local”, sino de un tema con “repercusiones globales”.
La organización juvenil, cuya fundadora es la activista sueca Greta Thunberg, expresará “su consternación y enfado por las políticas del gobierno brasileño que aceleran enormemente la crisis climática”, añadió el texto.
Señaló que aun con sus diferencias por cuestiones de cultura, origen y visiones, los jóvenes comparten la misma preocupación por el bienestar del planeta, en este caso afectado por los incendios en Brasil, que batieron récord en lo que va del año con 72 mil 843 focos, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe).
Instó a la comunidad internacional a solidarizarse con la Amazonia, sobre todo con las comunidades afectadas por la destrucción de los bosques, y con las medidas medioambientales que favorezcan que la temperatura global no supere los 1.5 grados en el año 2100.
Los incendios, tan intensos que se pueden ver desde el espacio, han alcanzado Bolivia, Ecuador y Perú.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, puso en marcha un “gabinete de emergencia nacional”, destinado a la elaboración de un plan para sofocar los incendios que están arrasando la Chiquitanía y otras zonas del este del país, y anunció la contratación de un Boeing Tanque 747 Súper Tanque para frenar la propagación.
El avión, procedente de California, en Estados Unidos, llegará en las próximas horas para iniciar de inmediato las labores, junto a otros tres helicópteros y unas 10 avionetas fumigadoras.
En tierra, ya se trabaja en las labores de extinción y se enviarán a otros 500 efectivos de las Fuerzas Armadas, 200 de la Policía Bolivariana y 100 del Servicio Nacional de Seguridad Agropecuaria, con veterinarios y agrónomos.
Tras evaluar la situación, Morales consideró la necesidad de apagar los focos de incendio en el oriente boliviano. La Autoridad de Bosques y Tierras (ABT) señaló que el fuego ha devorado 471 mil hectáreas de bosques y pastizales en unas tres semanas.
El humo de los siniestros que afectan la zona amazónica en Brasil y Bolivia están llegando a Perú, al parecer desde hace un par de días “en una fina capa” en la provincia de Tambopata, situada en la región de Madre de Dios.
Sin un reporte oficial sobre la cifra exacta de hectáreas consumidas por el fuego en la Amazonia, se estima que son miles en los estados brasileños de Rondonia, Mato Grosso y Mato Grosso del Sur, los más afectados en unas tres semanas de incendios.
Los datos dados a conocer por el Inpe, que demostraron un aumento de incendios del 84 por ciento este año en Brasil, la mayoría en el Amazonas, han conmocionado al mundo, incluso las redes sociales se han visto congestionadas con lamentables imágenes de las zonas en llamas y llamados al gobierno de Brasil.
Colectivos ambientalistas y la población en general han lanzado hashtags como #PrayForAmazonia o #EmergenciaClimática, así como llamado a los gobiernos a tomar acciones y al mundo en general a manifestarse ante tal devastador panorama.
La región amazónica, que alberga unos tres millones de especies de plantas y animales, y un millón de indígenas, es una reserva vital de carbono que ralentiza el ritmo del calentamiento global, y ahora –en llamas – está liberando grandes cantidades de gases de efecto invernadero.