Las nubes de polvo del Sahara y los minerales emanados de erupciones volcánicas impactan también al medio marino; hay cálculos de los años 2019 y 2020, que señalan que el sargazo, al pasar por zonas de alta concentración de nutrientes, aumenta su tasa de reproducción al pasar de volúmenes de 1 metro cúbico a 6 metros cúbicos en 10 días, afirmó la catedrática e investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Norma Patricia Muñoz Sevilla.
A través de un comunicado de la institución, la científica del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD) detalló que este incremento en la tasa de reproducción del sargazo ha significado recibir en la región del Caribe grandes cantidades de este recurso marino. “De acuerdo con registros oficiales, el 2019 fue el año más catastrófico en cuanto al arribo de sargazo a las costas mexicanas; sin embargo, los modelos de predicción arrojan que en 2021 se podría superar esa marca”.
Explicó que al realizar un seguimiento a través de un sistema satelital y de modelos descriptivos se han detectado en ciertos momentos el desplazamiento de manchas de sargazo de hasta 40 kilómetros de ancho y una profundidad aproximada de 1.5 metros.
La Presidenta del Consejo de Cambio Climático sostuvo que desde 2015 a la fecha más de 500 mil toneladas de sargazo han sido depositadas en la parte continental del estado de Quintana Roo, las cuales se localizan en extensas áreas de terreno y rellenos sanitarios a cielo abierto, que han generado gases por la descomposición natural del recurso, así como lixiviados que se filtran a las aguas subterráneas, con una preocupante afectación a la atmósfera y a los cuerpos de agua superficiales y subterráneos.
Reiteró la necesidad de la conformación de la Norma Oficial Mexicana (NOM) para el Manejo del Sargazo. “Hoy por hoy, es fundamental para determinar cómo podemos manejar el recurso-residuo, cuál es la autoridad competente y qué podemos hacer con el sargazo, entre otros temas de fundamental importancia”.
Lo ideal, dijo, es que el sargazo sea retirado en mar abierto, porque en su recorrido por los arrecifes impide el paso de la luz solar, lo que imposibilita la fotosíntesis de las algas asociadas a los corales, provocando un daño considerable en caso de que el sargazo permanezca sobre los corales por cierto tiempo. “Recordemos que México cuenta con el segundo arrecife más grande del mundo después de la barrera de coral de Australia: Es el Arrecife Mesoamericano, que compartimos con Belice, Guatemala y Honduras”.
Algunos países como Francia, indicó, han avanzado con tecnología para aprovechar otras especies de macroalgas, con las que se puede alimentar al ganado, producir fertilizantes y generar biogás para obtener electricidad. “La limitante para el uso del sargazo es su contenido de arsénico, que es un metal pesado que en concentraciones elevadas se vuelve muy tóxico”.
Finalmente, Muñoz Sevilla, quien es integrante del Consejo Asesor para el tema del sargazo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), aseveró que el incremento de la temperatura de la superficie del mar, la acidificación del océano y los aportes de las aguas continentales a la zona costera, han contribuido al desplazamiento del sargazo que se enriquece a su paso por ciertas zonas de importante aporte de nutrientes a la zona costera.
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