Las diminutas partículas encontradas en el torrente sanguíneo fueron de Tereftalato de Polietileno mejor conocido por sus siglas en inglés PET, que es un tipo de plástico muy usado en envases para bebidas y textiles.
También hallaron Polietileno que es químicamente el polímero más simple, y que se utiliza para la fabricación de botellas de diferentes tamaños, bolsas, contenedores y tubos de calibre delgado.
Además de Polímeros de Estireno, que son de los compuestos químicos más comercializados en el mundo para producir envases desechables y artículos para servir alimentos y Poli (metacrilato de metilo), que se emplea en la producción de plásticos acrílicos transparentes y como modificador para el PVC.
La investigación muestra que las partículas de plástico pueden viajar por el cuerpo y alojarse en los órganos, sin que hasta el momento se conozca su impacto real sobre la salud.
A los científicos del Departamento de Medio Ambiente y Salud de la Facultad de Ciencias de la Universidad Libre de Ámsterdam, y el Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam, les preocupa que los microplásticos puedan causar daños a las células humanas.
El estudio “Descubrimiento y cuantificación de la contaminación por partículas plásticas en la sangre humana”, que se publicó en la revista Environment International, es un estudio pionero que a decir de sus propios autores, tiene que ser ampliado para aumentar el tamaño de la muestra y el número de polímeros evaluados.
La gran pregunta es ¿Qué está pasando en nuestro cuerpo?, ¿Las partículas se retienen en nuestro organismo?, ¿Los niveles de microplásticos son suficientemente altos como para desencadenar enfermedades? Necesitamos financiar urgentemente más investigaciones para poder averiguarlo”, advirtió Dick Vethaak, eco-toxicólogo de la Universidad Libre de Ámsterdam.