Según datos del Instituto Nacional de Migración (Inami), en promedio son deportados a la ciudad entre 60 y 65 connacionales al día.
Al cuestionarle al doctor Arturo Valenzuela Zorrilla, director de la Jurisdicción Sanitaria en la Zona Norte, sobre la falta de filtros sanitarios en la frontera, dijo que éstos ya se llevan a cabo en albergues de la ciudad y que se instalarán con apoyo de la Comisión Estatal de Seguridad filtros sanitarios en los cruces internacionales para detectar a posibles portadores de coronavirus (Covid-19).
“Se está capacitando gente para poner un operativo en la frontera y prevenir la entrada de casos importados de nuestra vecina ciudad, El Paso… a los compatriotas que han estado llegando de Estados Unidos, que permanezcan en casa, más aún si vienen de lugares con alguna dispersión comunitaria, prevenir y que avisen si tienen síntomas”, comentó el doctor.
Después de permanecer dos semanas detenido en Estados Unidos, “Manuel” fue deportado la semana pasada a Ciudad Juárez durante la noche, lo que le dificultó poder ir a un albergue, pero además aseguró que no fue revisado por algún médico en ninguna de las dos fronteras.
“Sólo al llegar a México nos formaron afuera y nos pasaron uno por uno, yo creo para prevenir un contagio… pero veníamos todos juntos, nos tenían a todos juntos”, dijo el connacional quien fue uniformado con una sudadera roja en el vecino país.
En cambio, un grupo de mexicanos que fueron deportados la tarde de ayer por esta frontera aseguró que en Estados Unidos sí les hicieron revisión médica.
“Estuve en Midland (Texas), tenía seis meses, pero nada más estuve tres días detenido. En la cárcel ahí me midieron la temperatura y la presión. Y al llegar a El Paso otra vez. Ya aquí nada más cruzamos la frontera (sin revisiones)”, dijo el hombre originario de San Luis Potosí.
Otro de los deportados dijo que pidió ser trasladado a la Casa del Migrante, pero los agentes del Inami le dijeron que no había cupo ya para él, por lo que los trasladaron a la Central Camionera, donde se le ofreció un 30 por ciento de descuento para viajar a su lugar de origen.
En el albergue católico se dijo ayer que no les habían sido llevados migrantes deportados, por lo que permanecían con más de 230 albergados.
Enrique Valenzuela, coordinador del Consejo Estatal de Población y Migrantes (Coespo), informó ayer que autoridades están habilitando un espacio para poder aislar a posibles migrantes sospechosos de coronavirus (Covid-19) y poder mantenerlos alejados del resto de los viajeros.
“Estamos habilitando un espacio para poder recibir de entre los repatriados a los que precisen de albergue. Que sea un espacio donde estén separados del resto”, apuntó.
Desde mediados de marzo, la Casa del Migrante de Ciudad Juárez mantiene aislados a más de 230 migrantes, ocho de ellos en la Casa de Ejercicios Espirituales, debido a que llegaron de Estados Unidos y ante cualquier riesgo los mantendrán separados del resto, informó su director, Francisco Javier Calvillo.
De acuerdo con el sacerdote, el albergue católico decidió recibir desde hace dos semanas a los mexicanos deportados de Estados Unidos y a los extranjeros que fueran retornados por el Gobierno de Donald Trump para que esperaran aquí su asilo político, así como a quienes regresaran después de acudir a su audiencia en El Paso.
Con apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y donaciones, los albergues de Ciudad Juárez mantienen la sanitización y la protección de los migrantes dentro de sus instalaciones.
La semana pasada la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Movilidad Humana, presidida por el obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, le pidió al Gobierno federal generar protocolos eficaces y de prevención hacia los migrantes.
“El Covid-19 es un virus que no tiene fronteras ni requiere de visa o pasaporte. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos que no cesa las deportaciones, deportará también el coronavirus por la puerta ancha y con el consentimiento del gobierno mexicano”, alertó la Iglesia Católica al Gobierno mexicano.
“Lamentablemente nos encontramos con una frontera frágil en cuanto a la carencia de controles sanitarios eficientes y permanentes; una frontera muy vulnerable por la falta de una clara y eficaz política de prevención por parte del gobierno mexicano”, alertó el obispo.