La mujer fue internada el 6 de febrero en el área de aislamiento del piso de Medicina Interna junto con su pareja, pero dos familiares con los que viajaba permanecieron en la sala de espera sin que se activara ningún protocolo de contención.
«A los médicos o enfermeras que teníamos que entrar a ver a la paciente, a los camilleros, jamás se les dio un equipo de protección, lo único que se nos estaba dando para entrar era un cubrebocas normal, súper delgado, y una batita y guantes de látex», explicó una enfermera.
Aseguraron que no hay en ese hospital infectólogos ni virólogos.
Un doctor se quejó que la paciente fue visitada por representantes de la Embajada de Corea del Sur en México, a quienes sí se les proporcionó equipo de protección.
El caso resultó negativo y la paciente abandonó el hospital al día siguiente, pero los trabajadores reprocharon que los arriesgaran sin darles los insumos necesarios.
«En ese piso de Medicina Interna hay dos cuartos de aislamiento, pero inmediatamente afuera están los demás hospitalizados. Entonces, realmente no es un área preparada para contener un virus. Sólo la puerta es lo que te separa de los demás», detalló un médico.
Para Malaquías López Cervantes, investigador de la Facultad de Medicina de la UNAM, en el País se requieren además de camas de atención crítica y ventiladores, cuartos de aislamiento, trajes especiales de protección para el personal de salud y, sobre todo, reforzar los protocolos de atención.
«Porque llegan y les dicen: ‘Que la persona pase y usted quédese en la sala de espera’, donde puede contagiar a los que están ahí», alerta.
López Cervantes, miembro del comité científico para atender la epidemia de influenza de 2009, agregó que en China se atiende a los infectados con trajes especiales que cubren completamente a los médicos y enfermeras, y en México no ha visto esas precauciones.
«Cuando mucho tenemos el recurso del tapaboca. No quiero ser alarmista, (pero) nunca es prudente ser muy pasivos», advirtió.
Para Samuel Ponce de León, coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS), de la UNAM, aunque México ha mejorado la vigilancia epidemiológica para prevenir o detectar a tiempo brotes infecciosos, la infraestructura hospitalaria aún es limitada.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud (Ssa), en el País existen 2 mil 738 camas hospitalarias de atención crítica, es decir, para pacientes graves; así como 6 mil 175 ventiladores, necesarios para atender enfermedades respiratorias, como la causada por el coronavirus COVID-2019.
Sin embargo, esta infraestructura se encuentra en su máximo nivel de capacidad de atención, señaló el especialista de la UNAM.
«La capacidad instalada del sector salud la conocemos de hace mucho tiempo, es una capacidad que está limitada. Y esto es cierto para todos los institutos nacionales y, en general, todos los hospitales del sector salud», afirmó.
El académico indicó que entre el 15 y 20 por ciento de los pacientes infectados con el nuevo virus requiere atención hospitalaria, por lo que es necesario prepararse y ampliar las capacidades de atención en caso de que esta cepa llegue al País.
Según el científico, las acciones implementadas hasta ahora por la Ssa son suficientes para atender un caso que se confirme positivo y sea importado, pero, de extenderse la transmisión en el País, podrían presentarse distintos escenarios.
Daniela de la Rosa, epidemióloga del Hospital Infantil de México, aseguró que el sector salud contabiliza los insumos con los que cuenta y analiza cuántos más necesitaría en caso de que haya un brote de coronavirus.
«Se están haciendo lineamientos aplicables a todo el sector salud, se está unificando tanto para diagnóstico como para tratamiento, para insumos», dijo.
No obstante, Hugo López Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, asegura que México está preparado ante la eventual llegada del coronavirus al país.