Hoy, un año y dos meses más tarde, se sabe que Jesús Adán Méndez Enríquez de 32 años de edad padece esquizofrenia y luego de un juicio especial para inimputables, el fallo condenatorio fue una medida de seguridad de 15 años de internamiento psiquiátrico, según información de la Fiscalía Zona Centro.
Jesús Adán vivía en el mismo domicilio que su madre y otros hermanos, en la calle Mina del Vallecito y aunque ese día –el del ataque— nadie escuchó gritos, los vecinos del lugar no dudaron en señalarlo como el presunto responsable.
Datos generados por la Fiscalía Especializada de la Mujer (FEM) en su momento, señalan que fue una de las residentes del área quien llamó al número de emergencias, luego de que un nieto de Doña Dolores la encontrara sin vida.
Vecinos de Antorcha Popular afirmaron que previo al asesinato de Dolores, Jesús Adán –a quien apodaban “El Huaraches”- había amenazado de muerte a otra familia que habitaba en la misma calle y a cuya casa ingresó alrededor de la medianoche del 5 de diciembre luego de romper el vidrio. Llevaba un cuchillo en la mano y aseguró que iba a matarla a la mujer y sus hijos. Eran vecinos desde 16 años atrás.
Tres meses después de esos hechos, él degolló a su madre.
Dolores fue despedida por un grupo reducido de familiares que cantaron alabanzas de despedida frente al ataúd abierto mientras Jesús Adán huía de la justicia hacia colonias aledañas.
De acuerdo con vecinos de la familia, no había indicios de maltrato por parte de Jesús Adán hacia su madre con quien aparentemente tenía una buena relación. Se supo incluso que ella le regalaba dinero con el fin de evitar que él robara en las calles ya que, aparentemente consumía drogas, práctica que según los expertos va de la mano con el incremento de los trastornos mentales.
Dolores se convirtió en víctima de su propio hijo. Ahora ambos forman parte de la estadística fría de violencia contra la mujer, generadora de muerte.