Don Isidro cuenta que trabajaba en su puesto de hamburguesas cuando cerca de las 5:20 de la mañana escucho un fuerte golpe.
Al voltear vio en el piso a una persona muerta, pero él siguió en sus labores porque, dice, “el que nada debe, nada teme”.
Recuerda que un par de minutos después volvió a ver y a sus espaldas ya colgaban los demás cuerpos de la gigantesca estructura de concreto.
Información de El Universal.