En una visita realizada a la Central de Abasto de la Ciudad de México se encontró que debido a la pandemia del Covid-19 se ha incrementado el número de visitas de personas que acuden a los basureros de lo que es considerado el mercado más grande del mundo, en busca de conseguir alimentos de manera gratuita.
“Sólo basta con que le des una limpiadita con jabón y ya está. Ni modo que nos quedemos con hambre y venir aquí ya nos ahorra mucho en esta crisis. Están buenas, sólo que muchos de los del mercado las tiran porque están magulladas y la gente no las compra, ¿o qué de malo tiene esta cebolla?».
“Ahorramos y nos salva de morir de hambre, porque aquí sale para comer bien”, comenta María Luisa, persona de la tercera edad, quien desde las nueve de la mañana llegó a la central para recolectar las mejores frutas y verduras que, por toneladas, se tiran en los múltiples basureros.
Junto a ella, espantando las moscas que vuelan entre ellos, así como soportando el fuerte olor a desperdicio, media docena de personas se arremolinan buscando encontrar las mejores zanahorias, papas y calabacitas. A unos metros de ahí, Juana saca un pequeño cuchillo y agarra un chile jalapeño, el cual tiene partes manchadas de lodo.
Unos segundos más tarde, una pala mecánica y un camión avanzan a lo lejos, dirigiéndose hacia las personas que se encuentran en el basurero, quienes de inmediato se apuran a recoger la mayor cantidad de vaina y perejil antes de que la máquina llegue y recoja las toneladas del desperdicio alimenticio.
“Son malos, porque ahí todavía hay mucha verdura que sirve, pero siempre vienen a recogerla y llevársela”, lamenta Carolina, también de la tercera edad, mientras observa al conductor de la pala mecánica maniobrar y evitar golpear a compradores que pasan a centímetros de la máquina.