Dijo además que la solución para evitar estos inconvenientes es colocar detectores de metales a las entradas de las escuelas, además de construir puertas que puedan bloquearse desde el interior para impedir el acceso a «los intrusos».
Trump fue varias veces ovacionado en tal evento, donde comenzó su discurso con un minuto de silencio para después lamentar la ya mencionada masacre, la cual calificó de «atrocidad salvaje», además de leer el nombre de las 21 víctimas con el sonido de campanas replicando de fondo.
Además el expresidente atribuyó toda la culpa a la salud mental de este atacante expresando que el joven al cual se refirió como «un monstruo» cometió dicha atrocidad por pura maldad, crueldad y odio.
Hizo también un fuerte alegato en defensa de la Segunda Enmienda de la Constitución, la cual consagra el derecho de los estadounidenses a poseer armas, señalando que los demócratas «utilizan las lágrimas de las familias» para poder pedir un mayor control de armas.
Finalizó criticando el «culpar» de la tragedia a la convención de armas, por lo que parafraseo un refrán que dice que «la única manera de detener a un tipo malo con un arma, es un tipo bueno con un arma».