Del lado mexicano, los últimos migrantes haitianos que permanecían desde hace una semana en plena frontera con Estados Unidos levantaron ayer su campamento, tras un acuerdo con autoridades nacionales para reubicarlos en un albergue, constató la Afp.
Tras un recorrido por el parque Braulio Fernández de la norteña Ciudad Acuña (Coahuila), donde los migrantes se habían instalado, Afp observó que apenas quedaba una veintena –de un grupo original que llegó a unos 600– que subían sus pertenencias a camionetas que los llevaron al recinto donde permanecerán mientras resuelven su estatus migratorio.
“Desde esta mañana ya no hay migrantes en el campamento debajo del puente internacional”, dijo el secretario de Seguridad Interna estadunidense, Alejandro Mayorkas, a periodistas en la Casa Blanca. Señaló que hace menos de una semana había al menos 15 mil indocumentados en Del Río, en su mayoría haitianos.
Detalló que unos 8 mil regresaron voluntariamente a México y más de 5 mil fueron trasladados a centros estadunidenses de procesamiento de migrantes a lo largo de la frontera. Apuntó que alrededor de 2 mil fueron deportados a Haití en 17 vuelos y más podrían enfrentar la misma suerte en los próximos días, de acuerdo con facultades especiales por la pandemia de Covid-19 con las que se niega a las personas la oportunidad de buscar asilo.
Todavía se programaron ayer al menos otras cinco deportaciones aéreas, según el portal de seguimiento de vuelos Flightaware, pero no brindó más detalles sobre los destinos. Los vuelos de deportación han sido manejados con discreción por las autoridades, si bien medios locales han reportado que algunos de los aviones que partieron hacia Haití salieron de San Antonio, a donde los migrantes fueron trasladados en autobuses, o desde la base aérea de Laughlin, cercana a Del Río.
Según cifras oficiales, desde el pasado día 9 los guardias fronterizos interceptaron a cerca de 30 mil personas sin documentos migratorios en Del Río, donde vivían en condiciones insalubres y bajo altas temperaturas luego de cruzar el Río Bravo desde Ciudad Acuña.
Mayorkas señaló que Estados Unidos ha permitido a unos 12 mil 400 ingresar temporalmente al país, mientras exponen su situación ante un juez de inmigración para permanecer en territorio estadunidense de acuerdo con las leyes de asilo o alguna otra razón jurídica. En última instancia podrían ser rechazados y expulsados.
Muchos enfrentan la posibilidad de ser enviados a su país de origen porque no están cubiertos por las protecciones migratorias extendidas en mayo por el gobierno de Biden a los más de 100 mil migrantes haitianos en Estados Unidos debido a preocupaciones por la seguridad, la falta de alimentos y atención médica, y los disturbios sociales en Haití, entre ellos el magnicidio del presidente Jovenel Moïse y un devastador terremoto.
El desalojo es un cambio dramático en comparación con el panorama del sábado pasado, cuando el número de solicitantes de asilo alcanzó su nivel más alto al aglomerarse en el puente debido a la confusión en torno a las políticas del gobierno del presidente Biden sobre su estadía en Estados Unidos y la desinformación difundida en redes sociales.
“Noticia fenomenal”
El juez del condado de Val Verde, Lewis Owens, quien supervisa el número de personas en el campamento, informó que sólo quedaban “rezagados” de las hasta 15 mil personas. Es una “noticia fenomenal”, comentó Bruno Lozano, alcalde de Del Río, en conferencia de prensa cerca del campamento.
Reuters informó que la Organización Internacional para las Migraciones consultó formalmente a Brasil si recibiría a algunos haitianos que estaban acampando a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, según dos fuentes allegadas a la solicitud. Muchos haitianos han vivido previamente en Brasil y Chile, mientras otros han transitado por países sudamericanos.
Estados Unidos parecía ansioso por poner fin a la situación humanitaria cada vez más politizada que provocó la renuncia de Daniel Foote, enviado especial de Washington a Haití, y una indignación generalizada después de que se divulgaron imágenes de agentes fronterizos maniobrando sus caballos para bloquear con látigos en mano a los migrantes.
Biden prometió que habrá “consecuencias” para los guardias fotografiados haciendo retroceder a migrantes. “Les prometo que esta gente pagará, habrá una investigación, habrá consecuencias”, aseguró a periodistas. Al cuestionarle si asumía la responsabilidad por el “caos” en la frontera, el mandatario respondió: “Por supuesto que asumo la responsabilidad. Soy el presidente. Fue horrible ver a la gente tratada de esa manera”.
“Es una vergüenza, pero va más allá de una vergüenza: es peligroso, está mal, envía el mensaje equivocado a todo el mundo y envía el mensaje equivocado en casa. Simplemente no es lo que somos”, expresó.
Mayorkas reconoció el “horror” que muchos, incluido el presidente, habían sentido al ver esas imágenes, pero enfatizó que se abrió una investigación y se suspendió temporalmente el patrullaje fronterizo a caballo. Confirmó que los agentes involucrados en estas acciones fueron asignados a tareas administrativas y no interactúan con migrantes mientras la investigación está en curso.
De Medellín, a Chile y Brasil
Alrededor de 7 mil 600 migrantes haitianos son esperados en la colombiana ciudad de Medellín para continuar su regreso a Brasil y Chile, donde viven desde hace 10 años, dijeron ayer las autoridades colombianas.
“En Medellín estamos recibiéndolos en la terminal de transporte norte para que sean trasladados hacia la terminal del sur, donde luego partirán a las ciudades del sur del país, Cali, Ipiales, Pasto, para luego llegar a donde residían anteriormente, como Brasil y Chile”, indicó la Personería de Medellín en un video.
Según ese organismo “se tiene la cifra de 7 mil 600” haitianos con pasajes ya comprados para llegar a esa ciudad colombian.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]