Según las estimaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, se estaban desviando de Petróleos Mexicanos (Pemex) 10 millones de dólares diarios con las perforaciones clandestinas a las tuberías.
“El año pasado el robo significó en términos generales una pérdida para Pemex de 60 mil millones de pesos. Se robaron a diario más de 600 pipas. Este 2019 una cantidad similar y siempre creciendo. Significan 15 mil litros cada pipa, alrededor de 200 millones de pesos diarios.
“No sólo hablamos de huachicol, de la ordeña de ductos, sino de un plan que tiene vinculación en el interior del gobierno y que se apoya en un sistema de distribución de combustibles, porque no es fácil distribuir, vender 600 pipas diarias de gasolina”, destacó el Presidente.
De acuerdo con el gobierno federal, el modelo de operación del robo de hidrocarburos “era un asunto que se manejaba desde adentro y afuera”, puesto que “tenía que haber una complicidad en el interior que permitiera que en el ducto siguiera fluyendo el combustible para podérselo robar”.
EL UNIVERSAL publicó en julio de 2017 que desde el municipio de Acajete hasta Palmar de Bravo, la mayoría de los habitantes tenían que ver con el robo de hidrocarburos.
Rodrigo Soto, académico de la Universidad Panamericana, señaló que el aumento exponencial de incidentes, tanto dentro de la empresa como en los gasoductos se remonta a más de una década.
“Es el típico fenómeno de bola de nieve que se volvió imparable y de dimensión macro. Ahora estamos en esa situación como dice la reflexión: ‘Después de niño ahogado tapan el pozo’. Se tenía que pagar un precio tarde o temprano, y hemos empezado ya a pagarlo todos”.
Javier Oliva, académico de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, consideró que hay una clara evidencia de la colusión de delincuentes con personal de Pemex, puesto que “para que los criminales sepan cuando va a bajar la presión de los ductos, se necesita información interna”.
Información de: eluniversal.com.mx