La conmemoración de este mes sucedió pocos días después de que el presidente electo Donald Trump afirmara de manera falsa que China controlaba el canal de Panamá y sugiriera que podría utilizar la fuerza militar para retomar la vía fluvial.
La amenaza se extendió por un país al que todavía le atormentan los sucesos de 1964, cuando los estudiantes que intentaban plantar la bandera panameña en la zona del canal ocupada por Estados Unidos fueron recibidos con fuerza letal.
“Mi hermano no murió por nada”, dijo Carlos Bonilla Cacó, cuyo hermano murió en las manifestaciones que desencadenaron el movimiento que llevó a los panameños a recuperar la soberanía.
El líder del país se mostró de acuerdo.
En la falda de la montaña, cerca de la oficina de la Autoridad del Canal de Panamá, el presidente José Raúl Mulino se mostró firme. “El canal es y seguirá siendo panameño”, dijo.
La declaración desafiaba directamente a Trump, quien, según algunos analistas, solo está posando para presionar a Panamá con el fin de que rebaje las tarifas de los productos estadounidenses que atraviesan el canal, tema con el que ha arremetido recientemente.
Pero antiguos funcionarios estadounidenses advierten que puede enemistarse con Panamá en un momento en el que China intenta atraer a ese país como aliado y ampliar su influencia en América Latina.
“El ruido de sables de Trump podría frenar el deseo del gobierno panameño de ampliar económicamente la relación con Estados Unidos”, dijo Ramon Escobar, quien hasta septiembre formó parte del Consejo de Seguridad Nacional y actualmente es director general de Actum, una consultora global.
Es posible que “termine por alejarlos en un momento en el que existe una oportunidad real de volver a situar a Panamá en nuestra órbita”, dijo Escobar.
El canal fue construido por Estados Unidos a principios del siglo XX, pero Panamá recuperó su pleno control en 1999 y desde entonces lo explota a través de la Autoridad del Canal de Panamá.
En la actualidad, Panamá tiene una importancia estratégica especial para China debido al canal, pero Pekín ha estado trabajando para ampliar su influencia en América Latina, y entre los países en desarrollo en general. Se ha presentado como una alternativa a lo que denomina hegemonía e intimidación estadounidense, mostrándose como un país en desarrollo más comprensivo y amigo.
Y con importantes inversiones en la construcción de puertos en todo el mundo, China se está posicionando para influir en el comercio mundial y supervisar las actividades internacionales.
Concretamente, las autoridades estadounidenses están cada vez más preocupadas por dos puertos marítimos situados a ambos extremos del canal de Panamá, que durante décadas han sido explotados por CK Hutchison Holdings, empresa con sede en Hong Kong.
Aunque CK Hutchison es un conglomerado que cotiza en bolsa y cuyo mayor propietario es una familia multimillonaria de Hong Kong, Pekín podría utilizar sus leyes de seguridad nacional para obligar a la empresa a colaborar en la recopilación de información o en operaciones militares.
Sin embargo, las autoridades panameñas sostienen que China no implica ningún riesgo. El canal está abierto al público, dicen, y cualquier interferencia china sería visiblemente obvia.
“Cualquiera puede utilizar un satélite para ver lo que entra y sale del puerto”, dijo Ilya Espino de Marotta, administradora adjunta del canal de Panamá, en una entrevista la semana pasada. “El canal atraviesa el país, por las carreteras nacionales y es visible para el público”.
Durante su primer gobierno, Trump sí mencionó el canal de Panamá internamente, lo que indica que considera la vía navegable como un asunto pendiente, dijo John Feeley, quien fue embajador de Estados Unidos en Panamá desde 2015 hasta 2018.
En junio de 2017, Trump se reunió con Juan Carlos Varela, quien era el presidente de Panamá en ese entonces, y se quejó de que la Armada estadounidense pagaba demasiado por atravesar el canal: alrededor de 1 millón de dólares anuales, dijo Feeley. (Ese costo es tan minúsculo que se asemejaría a un error de redondeo en el presupuesto del Pentágono, según los analistas).
Pero Trump nunca mencionó la presencia de China o su supuesta influencia sobre el canal, a pesar de que apenas unas semanas antes Panamá había roto relaciones con Taiwán y se había alineado con Pekín, dijo Feeley, quien asistió a la reunión entre los dirigentes en la Casa Blanca.
El exembajador dijo que intentó que la Casa Blanca se centrara en la creciente influencia de China en Panamá, pero el tema nunca llegó a alcanzar un nivel de alarma grave.
En aquel momento, China prometía invertir en grandes infraestructuras en Panamá, incluido un puente sobre el canal, como parte de su Iniciativa de la Franja y la Ruta. Mediante esta iniciativa, Pekín ha aumentado su influencia en todo el mundo invirtiendo en puertos marítimos, carreteras y trenes desde Kenia hasta Sri Lanka y, más recientemente, en América Latina. Los críticos afirman que Pekín utiliza el programa para cargar a gobiernos extranjeros con proyectos fracasados o deudas insostenibles con el fin de ejercer la influencia de China.
Feeley dijo que intentó que empresas estadounidenses licitaran en esos proyectos para contrarrestar a China. Pero la embajada estadounidense en Ciudad de Panamá nunca consiguió el respaldo de la Casa Blanca para convencer a las empresas estadounidenses de que licitaran, dijo.
“No es que estemos perdiendo frente a China en América Latina; en la mayoría de los casos ni siquiera nos presentamos en el campo de batalla comercial”, dijo Feeley.
Gobiernos latinoamericanos como el de Panamá se han quejado de que, cuando presentan ofertas para costosos proyectos de infraestructura, Estados Unidos suele estar ausente, lo que les obliga a depender de otros, desde Europa hasta China, para realizar el trabajo.
“Estados Unidos no licita grandes proyectos de infraestructuras aquí, pero China sí”, dijo Giulia de Sanctis, presidenta de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa. “¿Se supone que ahora debemos decirles: ‘Es hora de salir de Panamá; a Trump no le gustas’? ¿Alguien se sentiría seguro invirtiendo aquí?”.
La Autoridad del Canal de Panamá ha dicho que, mientras Estados Unidos construyó el canal con fines militares, los panameños lo convirtieron en un importante centro de comercio mundial.
Cuando el ejército estadounidense lo cedió, la autoridad invirtió más de 5000 millones de dólares para ensanchar la vía navegable y permitir el tránsito de los gigantescos buques de carga que viajan de Estados Unidos a Asia Oriental, su ruta más popular.
“Si no fuera por nuestra inversión, el canal sería irrelevante en la escala del comercio mundial”, dijo Espino de Marotta.
“Nuestra neutralidad es nuestro mayor activo comercial, y nos permite ser una ruta para el comercio mundial”, dijo. En la entrada atlántica del canal, tres puertos son explotados por separado por empresas con sede en Hong Kong, Taiwán y Estados Unidos, dijo.
“Estos puertos han sido gestionados por Hong Kong desde 1997, durante todo el primer gobierno de Trump”, añadió. “Trump nunca dijo nada al respecto entonces, así que ¿por qué ahora?”.
Algunos panameños son reacios a permitir que China siga invirtiendo en el país. Aunque Varela cambió el reconocimiento diplomático de Panamá a China desde Taiwán y suscribió varios acuerdos comerciales con Pekín, los gobiernos posteriores han intentado disminuir esos compromisos.
Ramón Martínez, quien ocupó el cargo de ministro de Comercio tras la dimisión de Varela, expresó su malestar por los acuerdos políticos y económicos suscritos por el gobierno anterior con China. Dijo que paralizó un acuerdo de libre comercio con China que se estaba negociando. También se paralizó el puente sobre el canal que China se comprometió a construir.
Martínez subrayó que, para Panamá, su aliado más importante siempre será Estados Unidos.
La semana pasada, cientos de turistas se reunieron en una terraza del Centro de Visitantes de Miraflores, lo que les permitió contemplar el canal de Panamá. Saludaron mientras un imponente crucero se abría paso a través del canal.
“Al principio me hizo reír, la locura de todo eso”, dijo Jacqueline Williams sobre las amenazas de Trump contra Panamá mientras saludaba a un crucero que pasaba por allí. La educadora de una organización sin fines de lucro, de 67 años, estaba visitando el canal desde Nueva York.
“Pero luego piensas: es un tipo que idolatra a Putin”, dijo, refiriéndose al presidente ruso. “Trump dijo en campaña que quería restaurar la paz en el mundo, pero ahora amenaza con el expansionismo militar”.