En marzo pasado nos encerramos iniciando una cuarentena, con la esperanza que al finalizar esos quince días que nos indicaron las autoridades, nuestro Estado volviera a ser el de antes, esos quince días se convirtieron en siete largos meses, ya que por nuestra irresponsabilidad e incredulidad en el virus no tomamos la debida seriedad y actuamos como si nada pasara, es lamentable darnos cuenta el punto al que hemos llegado, no solo no avanzamos en el semáforo sino que hemos retrocedido, a tal punto que las autoridades han tenido que ponernos un «estate quieto», medidas tan drásticas que nos afectan a todos, no solamente en lo económico sino en lo anímico, hoy me encontré con estás fotografías tomadas por un buen amigo y siento nostalgia, rabia e impotencia, el darme cuenta al punto que hemos llegado, ver una ciudad FANTASMA no es algo que hubiera imaginado nunca, lamento mucho las pérdidas que está pandemia ha ocacionado y realmente deseo que no ocurran más y que estás medidas tan estrictas sean la solución para alcanzar la normalidad que tanto deseamos.