Durante el segundo trimestre del año se desaceleró la actividad económica mundial, reflejando una menor expansión en las principales economías avanzadas y emergentes. En este entorno, las perspectivas de crecimiento para la economía mundial se han revisado nuevamente a la baja. Asimismo, se presentaron tensiones entre Estados Unidos y otras economías, tanto en materia comercial, como asociadas a temas migratorios, tecnológicos y de aspectos de política cambiaria.
Por su parte, la inflación general y subyacente en las principales economías avanzadas se ha mantenido en niveles reducidos y por debajo de las metas de sus respectivos bancos centrales. En este contexto, un amplio número de bancos centrales han adoptado posturas monetarias más acomodaticias.
En su reunión de julio la Reserva Federal redujo en 25 puntos base el rango objetivo para la tasa de fondos federales y adelantó la terminación de la reducción de su balance. Asimismo, se han presentado episodios de volatilidad en los mercados financieros asociados a las tensiones entre Estados Unidos y China y a la desaceleración mayor a la esperada de algunas economías. Este entorno ha dado lugar a la expectativa de un relajamiento adicional en las posturas monetarias de diversos bancos centrales.
Los riesgos que enfrenta la economía global han aumentado, destacando un escalamiento en las disputas comerciales, una salida desordenada del Reino Unido de la Unión Europea y el deterioro en algunos riesgos políticos y geopolíticos. Por ello, el balance de riesgos para la actividad económica mundial se ha deteriorado.