Ciudad de México.- Supuestos estudiantes de la Normal de Ayotzinapa lanzaron ayer petardos contra Palacio Nacional, al no recibir respuesta a una petición de audiencia con Hacienda, provocando lesiones a 26 policías de la Secretaría de Seguridad de la Ciudad de México, incluidos tres mandos.

Los artefactos explosivos estallaron en la fachada de Palacio; algunas botellas con pólvora, clavos o desechos reventaron y despidieron esquirlas que hirieron a varios uniformados.

Desde las 10:00 horas, un grupo de inconformes arribó al Zócalo para exigir una audiencia con la Secretaría de Hacienda, en la que pretendían solicitar recursos económicos para las escuelas rurales.

La manifestación se realizó de manera simultánea a un conjunto de protestas de integrantes del SME, la CNTE, la Asamblea Nacional de Usuarios de Energía Eléctrica y hasta de ciudadanos en apoyo a Palestina.

La presencia de los inconformes provocó el despliegue de un operativo de decenas de elementos policiacos de la Ciudad de México, equipados con cascos y escudos, que se colocaron frente a la fachada de Palacio, junto a la triple hilera de vallas metálicas que rodean el recinto de manera permanente.

Alrededor de mediodía, sin conseguir respuesta del Gobierno federal, los supuestos normalistas, en su mayoría con el rostro embozado, iniciaron el ataque contra las oficinas presidenciales.

Lanzaron objetos, vallas, petardos, cohetones e incluso algunas piezas del mobiliario con el que el Gobierno de la CDMX presumía la inauguración del Zócalo, recién remodelado para uso peatonal.

Al interior de Palacio Nacional se escucharon por lo menos cinco explosiones que hicieron vibrar los cristales de las ventanas.

El eco de cada petardo alcanzó el interior de patios, pasillos y oficinas en las que, a esa hora, despachaba el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

De manera paralela al operativo externo, elementos de la Policía Militar instalaron una especie de retenes o barricadas al interior de cada una de las puertas frontales de Palacio: la Mariana, la Central y la de Honor.

Los soldados colocaron una formación de escudos y tenían listos los extintores gigantes.

Los normalistas concluyeron con su protesta y abandonaron el lugar, dejando atrás una estela de humo blanco y el sonar de siete ambulancias del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), que llegaron para la atención y traslado de 25 elementos «debido a la gravedad de sus lesiones».

Varios policías afectados mostraban heridas con sangre en brazos y cuello. Algunos otros tuvieron que ser subidos en camillas, debido a que las lesiones les impedían caminar.

Los elementos policiacos lograron asegurar unos siete artefactos que fueron lanzados contra el inmueble, pero no explotaron.

Luego los envolvieron en una especie de bolso y los trasladaron hasta la calle de Corregidora.

Los hechos se registraron a cuatro días de que un juez federal ordenó dejar en libertad provisional a ocho militares implicados en el caso Ayotzinapa, en el proceso que les iniciaron por delincuencia organizada.

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