«Que os vayáis», «llevamos seis días sin dormir», gritaba una mujer a poca distancia de la cara de la reina en el municipio de Paiporta, mientras la multitud coreaba «asesinos» y llamaba «hijos de p…» a las autoridades y volaba barro y objetos, una situación nunca vista en España.
Con Sánchez desaparecido, así como el presidente regional valenciano, Carlos Mazón, presumiblemente evacuados por los servicios de emergencia, Felipe VI insistió durante bastante rato en dialogar con la gente, protegido por sus guardaespaldas, constantemente zarandeados, pero finalmente abandonó el lugar junto a la reina.
Se ignora si los reyes visitarán el segundo municipio que tenían previsto visitar, Chiva.
Entre tanto, el balance de víctimas en España se elevó de 213 a 217 con el anuncio del hallazgo de tres muertos más en Pedralba, Valencia, y de una anciana en Letur, en la vecina región de Castilla-La Mancha, cuyo cadáver fue arrastrado 12 km por las aguas. A ellos hay que sumar un muerto en Andalucía, pero la práctica totalidad de las muertes (213) ocurrieron en Valencia.
Entre los muertos hay extranjeros, dos de ellos ciudadanos chinos, según dijo la embajada china en España a la agencia oficial Xinhua.
Funcionarios acompañaron al monarca, quien intentó hablar con algunos residentes mientras otros le gritaban en Paiporta, una localidad en la periferia de la ciudad de Valencia que quedó devastada.
La policía tuvo que intervenir con oficiales a caballo para mantener a raya a la multitud de varias decenas.
“¡Fuera! ¡Fuera!” y «¡Asesinos!» resonaron entre otros insultos. Los guardaespaldas abrieron paraguas para proteger a los monarcas y a los funcionarios mientras los manifestantes les lanzaban lodo a su paso.
Luego de verse obligado a resguardarse del barro que caía, el rey permaneció tranquilo e hizo varios intentos de hablar con los residentes individualmente. Una persona parecía llorar sobre su hombro. Estrechó la mano de un hombre.
Fue un incidente sin precedentes para una Casa Real que se esfuerza mucho en crear una imagen de un monarca querido por la nación.