Durante su protesta del pasado lunes en las obras del tramo 5 del Tren Maya, en Quintana Roo, activistas de Greenpeace capturaron imágenes de un área de cuevas justo debajo de un lugar en el que se realizan trabajos de preparación del tendido de vías de uno de los proyectos insignia del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
En el sitio se encontraba laborando personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que explicó que realiza un mapa del sitio conocido como «Avispa enojada» y expresó su preocupación sobre el eventual riesgo que implican las obras para el sistema de cuevas.
«La construcción de infraestructura ferroviaria encima de terreno kárstico, poroso y de poco espesor es altamente riesgosa y puede derivar en inminentes colapsos, además de generar la contaminación irremediable de este acuífero debido a la perforación para la instalación de pilotes y otras estructuras», advirtió Greenpeace en un comunicado.
«Este tramo pasará sobre varios sistemas de cuevas y ríos subterráneos, entre los cuales se encuentra el sistema Dos Ojos-Sac Actun, que es un sistema complejo que pudiera llegar a tener hasta mil kilómetros y que aloja restos humanos, faunísticos y cerca de 200 sitios arqueológicos».
El Presidente López Obrador reconoció el pasado lunes que llegando a Tulum hay cenotes, aunque el proyecto del Tren Maya contempla la construcción de viaductos para pasar por arriba.
«Llegando a Tulum, en efecto, hay cenotes, pero el proyecto contempla hacer viaductos para pasar por arriba. No se toca, no se altera en nada los ríos subterráneos y los cenotes», aseveró.
El activista Francisco Ayala denunció que la biodiversidad de la zona enfrentará un gran riesgo ante el uso de concreto hidráulico en la construcción del Tren Maya, para rellenar cenotes y ríos subterráneos.
«¿Qué es lo que va a pasar? lo hemos visto ahorita con los estudios de los buzos espeleólogos, que están pivoteando sobre los cenotes y los ríos subterráneos», manifestó en rueda de prensa con diputados del PRI.