S&P Global ha señalado que el pago de la deuda de Pemex continuará siendo una presión significativa en los años 2025 y 2026, con vencimientos de USD $6,800 millones y USD $10,500 millones, respectivamente. La calificadora ha advertido que, si la situación financiera de Pemex no mejora y el apoyo gubernamental es casi seguro, podrían considerar a la empresa petrolera como un pasivo contingente. Este escenario sería posible si la deuda tanto del Gobierno como de Pemex incrementa de manera pronunciada, lo que debilitaría el perfil fiscal de México y podría impactar negativamente en la calificación soberana del país.
Por su parte, Moody’s ha comentado que existen indicios de que Sheimbaum no contempla realizar una reforma tributaria para aumentar los ingresos del país, debido a las presiones fiscales derivadas del continuo apoyo a Pemex. Esto sugiere que las finanzas públicas mexicanas podrían seguir enfrentando desafíos significativos sin una reforma estructural que permita mejorar la recaudación.
Fitch Ratings ha destacado que el apoyo continuo a Pemex representa un desafío adicional para el Gobierno mexicano, ya que la deuda de la compañía petrolera equivale a casi el 6% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. En los últimos cinco años, el Gobierno federal ha proporcionado un apoyo financiero cercano a los USD $70,000 millones, asumiendo efectivamente la deuda de Pemex en su propio balance.
En resumen, las agencias calificadoras de riesgo advierten sobre los riesgos fiscales y las posibles implicaciones para la calificación soberana de México, derivadas del sostenido respaldo financiero a Pemex bajo la presidencia de Claudia Sheimbaum.