Sin embargo, todos estos no son considerados como causa principal sino como una consecuencia por lo que es importante detectarlos en situaciones de vulnerabilidad”, informó la catedrática de la Facultad de Enfermería y Nutriología de la UACH, Master Internacional en Nutrición, Marcia Mendoza López.
En el marco del Día Mundial de la Obesidad que se conmemora este 4 de marzo, la Universidad Autónoma de Chihuahua exhorta a la sociedad en general a prevenir esta enfermedad a través de la actividad física y la correcta alimentación.
El sobrepeso y la obesidad han tenido un crecimiento alarmante y rápido en la población mexicana de acuerdo a los datos obtenidos en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, entre 2012 y 2018, el porcentaje de personas con obesidad en México pasó de 71.3 a 75.2%. Actualmente 3 de cada 4 personas adultas del país vive con esta condición.
La especialista definió la obesidad como el exceso de grasa en relación con el peso, al grado de repercutir de manera negativa en la salud de una persona. Es una enfermedad crónica, recurrente y estigmatizada de etiología multifactorial que se desarrolla a partir de la interacción de la influencia de factores genéticos, sociales, conductuales psicológicos, metabólicos, celulares y moleculares.
Esta enfermedad contribuye a la aparición de múltiples y graves comorbilidades que afectan la salud como las enfermedades del corazón, resistencia a la insulina, diabetes mellitus, hipertensión, osteoartritis, apnea del sueño, problemas respiratorios y algunos tipos de cáncer. Además, se asocia en mujeres con irregularidades en el ciclo menstrual, complicaciones en el embarazo, hipercolesterolemia, incontinencia urinaria, entre otras.
La sobrealimentación que condiciona el sobrepeso y la obesidad, pueden ocurrir en cualquier etapa de la vida del ser humano; iniciando en la nutrición materna, la lactancia materna, los primeros meses de edad teniendo particular impacto en los hábitos alimenticios que habremos de tener en la edad adulta. Por lo tanto, es importante mantener un equilibrio entre (el exceso de) la ingestión y el gasto de energía, además de una dieta recomendable adecuada a sus características personales.
Se debe tomar en cuenta los innumerables beneficios que proporciona la actividad física (caminar, montar en bicicleta, pedalear, practicar deportes, participar en actividades recreativas y juegos) para mantener un peso corporal saludable, mejorar la salud mental, la calidad de vida y el bienestar.
Finalmente, la maestra Mendoza López mencionó que debido al confinamiento por la pandemia que atravesamos se ha visto una reducción notable en la actividad física y el estilo de vida saludable de adolescentes y adultos jóvenes que se han vuelto esclavos de la tecnología y del internet, pasando más tiempo frente a una pantalla, que en diversas actividades cotidianas, de recreo y esparcimiento.