En una extensa narrativa detalló que el martes 6 de octubre, alrededor de las 6 de la tarde, se dirigieron a México en su vehículo Toyota Tundra TRD PRO 2017 con un remolque de 20 pies en el que transportaban tres cuatrimotos, bicicleta de montaña, hieleras con alimentos para varios días y equipaje.
La mujer contó que un vehículo sedán gris, se les emparejó en la carretera y por puerta lateral del conductor amenazaron a su esposo con una metralleta AK-47 y le ordenaron que se detuviera o le dispararían.
“Inmediatamente mi marido se detuvo y le ordenaron salir del camión, con una ametralladora aun apuntando a su cara”, expresó.
Iban a llevarse la camioneta con todo y las hijas
“Cuando salió del coche, un miembro del cártel, también conocido como narcotraficante, comenzó a entrar a la camioneta cuando nuestras hijas y yo estábamos adentro. Viendo que el miembro del cártel iba a conducir con su familia aún dentro; Mason le rogó al hombre que dejara salir a su familia”, escribió.
Explió que la familia reaccionó de manera rápida, tanto, que cuando avanzaron los delincuentes, las puertas estaban abiertas.
«Justo antes de que el miembro del cartel se fuera, nos ordenó a mi esposo Mason y a mí que le diéramos nuestros teléfonos y nos alejáramos sin dudarlo».
La familia se quedó en shock en medio de la carretera y después se refugió en una zona de arbustos en lo que lograron pedir ayuda a una camioneta de una mina.
Con el problema del idioma
Mason explicó que habla español, pero fue capaz de retransmitir la historia de lo que acababa de pasar.
«No hablo ni entiendo perfecto español, no entendí con quién estábamos o hacia dónde íbamos. Por unos segundos, pensé que esto también podría ser parte del cartel y querían a nuestra familia”, confesó.
Finalmente, tras un trayecto de 10 minutos, llegaron a un puesto militar y fueron escoltados. También, refirió que pudo obtener ayuda del Consulado Americano.
Su impresionante reacción tras la experiencia
«Mi familia está a salvo, nuestros hijas no fueron tomadas, nuestras vidas se prolongaron y me recuerdo de nuevo que Dios vive y cuida de cada uno de nosotros», dijo.
La familia Davis volvió a su casa en La Mesa, una zona conurbada de Phoenix, la capital de Arizona, Estados Unidos, completa, sana y salva, pero con una terrible experiencia.