A través de un análisis de 224 parientes silvestres de cultivos de maíz, papa, frijol, calabaza, chile, vainilla, tomatillo, algodón y aguacate, se descubrió que el 35 por ciento de ellos se encuentra en alguna categoría de amenaza dentro de la Lista Roja de Especies Amenazadas.
La importancia de estas plantas silvestres radica en que están tan emparentadas con los cultivos que son una gran fuente de diversidad genética, característica necesaria para que resistan al cambio climático, detalló Bruno Oberle, director general de la UICN.
El grupo de plantas silvestres que corren el mayor riesgo de extinción es el de la vainilla (Vanilla), pues las ocho especies estudiadas están en las categorías de «En peligro» o «En peligro crítico», indica el estudio publicado en «Plants, People, Planet».
Le siguen el algodón (Gossypium), con el 92 por ciento de sus especies amenazadas, y el aguacate (Persea), con el 60 por ciento de sus especies en riesgo.
En cuanto a los grupos emparentados con el maíz, el 44 por ciento de las especies Zea está en peligro y el 33 por ciento de Tripsacum también.
Casi un tercio de las especies silvestres de frijol, una de cada cuatro de chile, cerca de un cuarto de las de papa, el 12 por ciento de las de tomatillo y el 9 por ciento de las de calabaza también están amenazadas.
Sus principales amenazas son la conversión de hábitats naturales para usos humanos, el abandono de métodos agrícolas tradicionales porque son reemplazados por la mecanización y el uso generalizado de herbicidas y pesticidas.
Además, están en peligro por las especies invasoras, plagas, la contaminación por organismos genéticamente modificados (OGMs) o transgénicos, la recolección excesiva y la tala.
«Estas especies deben ser protegidas en el campo por medio de una producción agrícola diversa y sustentable. Al mismo tiempo, la diversidad genética de los parientes silvestres de los cultivos debe estar mejor representada en los bancos de germoplasma», consideró Bárbara Goettsch, autora líder de la investigación.
Al menos 16 especies silvestres analizadas en el estudio han sido utilizadas para obtener cultivos más resilientes al cambio climático y a fenómenos meteorológicos extremos. Así se han conseguido calabazas resistentes al frío, papas que soportan la sequía y maíz de rendimiento superior.
El nombre del aguacate proviene del náhuatl «ahuacatl», que significa «testículos del árbol». Es originario de México y de Centroamérica. Los españoles se encargaron de darlo a conocer al mundo durante la colonia, apunta la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
«Es de importancia mundial, en el contexto del calentamiento global, la preservación de los parientes silvestres de cultivos de la región y de su diversidad genética, puesto que estas plantas han evolucionado en condiciones ambientales muy variadas», afirmó José Sarukhán, coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), institución que participó en el estudio.
Los resultados se presentaron en el Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN, que se lleva a cabo en Marsella, Francia, del 3 al 11 de septiembre.