Moscú y Kiev se han acusado mutuamente de bombardear la planta de energía nuclear más grande de Europa, que fue capturada por Rusia en marzo, pero que aún está a cargo de técnicos ucranianos. Solo dos de los seis reactores de la instalación están funcionando.
«Putin, en particular, enfatizó que el bombardeo sistemático del territorio de la planta de energía nuclear de Zaporiyia por parte del ejército ucraniano creó el peligro de una catástrofe a gran escala que podría conducir a la contaminación por radiación de vastos territorios», aseguró el Kremlin.
Kiev dijo que el Ejército ruso planeaba desconectar la instalación de la red eléctrica ucraniana y conectarla a la rusa.
El Kremlin dijo que Putin y Macron habían subrayado la importancia de enviar una delegación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a la planta lo antes posible.
«La parte rusa confirmó su disposición a aportar a los inspectores de la OIEA toda la asistencia necesaria», subrayó el documento.
La Presidencia francesa indicó que Macron apoyó el envío al lugar en el plazo más breve posible de una misión de expertos de la OIEA, con las condiciones definidas por Ucrania y la ONU.