El Pontífice, de 86 años, asistió a la audiencia general semanal en el Vaticano y se mostró en buen estado de salud.
El religioso argentino padece diverticulitis, una enfermedad que puede infectar o inflamar el colon, y fue operado en el hospital Gemelli en 2021 para extirparle parte del colon.
A principios de año, dijo que la condición había regresado y que le estaba causando un aumento de peso, pero que no estaba demasiado preocupado. No dio más detalles.
También tiene un problema en la rodilla y alterna el uso de un bastón y una silla de ruedas en sus apariciones públicas.
Francisco dijo a Reuters en una entrevista el año pasado que prefería no operarse la rodilla porque no quería que se repitieran los efectos secundarios negativos a largo plazo de la anestesia que sufrió tras la operación de 2021.
En julio, de regreso de un viaje a Canadá, Francisco reconoció que su avanzada edad y su dificultad para caminar podrían haber dado paso a una nueva fase más lenta de su papado.
Pero desde entonces, ha visitado Kazajistán y Baréin y el mes pasado realizó un agotador viaje a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur. También ha declarado este año que no tiene planes de dimitir a corto plazo y que, si lo hiciera, sería por motivos de salud graves, como una incapacidad severa.