Marisela González Vargas tenía 26 años y cuatro hijos de entonces 3, 4, 6 y 11 años de edad, quienes esperan su regreso desde el 19 de mayo de 2011, cuando los dejó encargados con su mamá al salir de su casa en la colonia Plutarco Elías Calles, para ir al Centro de Readaptación Social (Cereso) de Juárez.
De acuerdo con su familia, en el penal estaba recluido su novio, quien le entregó un cuadro “de un tribal azteca, era un indio con una virgen” para que lo llevara al exterior, pero al salir fue privada de la libertad aparentemente por los mismos hombres a quienes les tenía que entregar el cuadro.
Una amiga vio cuando dos hombres la subieron a la fuerza en un Grand Marquis de color arena y desde entonces su mamá y sus hijos continúan en espera de su regreso, mientras que las autoridades no cuentan con ningún avance sobre su paradero, lamentó ayer doña Irma.
“Yo no veo que nada avance, simplemente se me destruyó –la vida–, yo siempre le he pedido a Dios tener conmigo a mi hija… una vez dijeron en Fiscalía que porque andaban con la falda a media nalga, que por eso había pasado todo eso”, reclamó.
Tras la desaparición de su hija, para Irma “ya no hay cumpleaños, ya no hay nada”, y debido a que le fue amputada una pierna como consecuencia de la diabetes que padece, ahora le es más difícil buscarla, por lo que pidió el apoyo de la comunidad para saber sobre su paradero.
“Yo ya no me paro, solamente de la cama me paso a la silla de ruedas… yo ya me retiré de buscarla porque perdí mi piernita y aquí estoy tirada, me decían que tenía gangrena y como uno no tiene dinero me la mocharon”, dijo al lamentar que actualmente le es más difícil seguir con la búsqueda de su hija, por lo que también pidió el apoyo de los fronterizos o de alguna organización para poder tener una prótesis.
Dijo que el mayor de los hijos de Marisela trabaja en la construcción, el segundo abandonó la escuela y los dos más pequeños estudian segundo y tercero de secundaria, pero al menor el Gobierno del Estado le dejó de dar apoyo debido a que no cuenta con los mismos apellidos de su papá, quien fue asesinado en 2010.
Marisela mide 1.55 metros de altura, es de tez morena clara, tiene los ojos grandes de color café obscuro, su cabello es lacio y cuenta con tatuajes en el pie izquierdo, la espalda baja, en el tórax y a la altura del pecho.
Si usted tiene alguna información o puede apoyar a doña Irma, puede comunicarse al celular 656–260–7415.