Fue hasta la tarde del pasado sábado, que la joven se enteró que su mamá fue asesinada y enterrada en el jardín de la casa que compartía con el presunto feminicida.
Marilú Camacho, de 52 años, era enfermera y trabajaba en el Hospital Nacional de Pediatría. El 5 de octubre, ninguno de sus compañeros supo de ella. Ana, su hija, tampoco. Y es que los mensajes que la joven le mandaba desde Estados Unidos, jamás le fueron respondidos.
Al no tener respuesta, Ana decidió comunicarse con los colegas de su madre. Al enterarse de su ausencia laboral, la estudiante regresó a México en busca de Marilú.
En el domicilio de la alcaldía Tlalpan, aún se hospedaba el hombre que desde hace nueve años era su pareja.
Aunque él actuaba como si fuera un hombre que buscaba a su compañera, en realidad no lo hacía.
Y es que ante los agentes que levantaron el acta de desaparición, él dijo que horas antes de que ella se fuera, habían arreglado el jardín de la casa de la colonia Dolores Tlali.
Sin embargo, un perro escarbó y encontró lo que los peritos identificaron como el cadáver de Marilú; en tanto, su pareja continúa prófugo.