Aunque hay quienes piensan que lo pueden manipular, nada más lejano, se trata de un político capaz de mover las fuerzas necesarias al interior de la 4T, tanto a favor, como en contra, para lograr los argumentos que el país necesita y así concretar mejores leyes y acuerdos, porque la argumentación de las diferentes posturas es el medio para ceder y crear acuerdos en una verdadera democracia, y no basarse en las posición e interés de una sola persona.
Desde su concepción, Morena es un partido fraccionado por intereses y grupos políticos de diferentes orígenes y de las más diversas ideologías políticas que llegó al poder sumando alianzas que hacen aún más diversa a la denominada 4T.
Uno de los principales aliados de Morena, es sin duda el PT, el partido de Alberto Anaya, personaje que comparte con Alfonso Romo la amistad de Carlos Salinas de Gortari.
Ahora Alfonso Romo y sus aliados del PT, van por lo que no se puedo dar en agosto de 2018, cuando AMLO, ya como presidente electo, le habría dado vía libre a Alberto Anaya para ir por los diputados remanentes del PES y de ese modo, lograr que el PT fuera la tercera fuerza. Esto nunca sucedió por la negativa de Mario Delgado.
Al parecer la operación de Romo tomó fuerza y ya convenció a Mario Delgado para entregar la mesa directiva de San Lázaro a la tercera fuerza el primero de septiembre de 2020.
Para lograr el control de la legislatura a través del PT, dicha bancada requiere del apoyo de los diputados del PES, por lo que esta misma semana el diputado del PES, Jorge Argüelles, acusó al vicecoordinador de la bancada del PT, el polémico Gerardo Fernández Noroña, de salir a la presunta “compra” de diputados para así lograr convertirse en la tercera fuerza política.
Pero ¿por qué es importante que Fernández Noroña sea quien coordine los trabajos durante el último año de esta legislatura? Porque se trata de un momento crítico de la administración por las elecciones intermedias y la aprobación, entre otras cosas, del presupuesto 2021.
Cabe considerar que el perfil polémico de mi amigo Fernández Noroña, podría propiciar un fenómeno contrario al que sus oponentes esperan, de abrir la discusión plural y el debate de las iniciativas que permitirían mayor interés e involucramiento de la ciudadanía.
El efecto sería totalmente contrario al interés del lambiscón de la 4T y quedaría exhibido, sin mayor manipulación mediática como sucede hasta ahora, que muchas de las iniciativas que se debaten en el Congreso van en función de intereses ajenos a la agenda de la 4T.
Fernández Noroña tiene el gran reto y lagran oportunidad para hacer historia.
La pregunta es ¿Anaya y Romo lo dejarán trabajar libremente? ¿Tendrá él la madurez necesaria para canalizar su explosiva personalidad y conducir adecuadamente los trabajos de la Cámara Baja?
Hoy se viven momentos muy delicados del cambio, llenos de traiciones y presiones de grupos políticos y económicos muy fuertes, esperemos que el debate en el Congreso se torne a la altura de las circunstancias y no quede sólo en el debate de cuates.
¿Podrá Gerardo con el reto de una transformación real, plural y no más de lo mismo?