“Ya no vamos a estar vendiendo petróleo crudo al extranjero por necesidad, porque no tenemos capacidad para producir gasolinas”, después de que en el periodo neoliberal “por la gran corrupción que imperó”, se dejó en ruinas a todas las plantas petroquímicas. “Se convirtieron en chatarra porque se le dio preferencia a las empresas particulares y privadas”, dijo al supervisar los trabajos en la refinería “General Lázaro Cárdenas”.
Ésta fue considerada por el director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, “uno de los casos más icónicos de corrupción en la industria petrolera moderna”, al mencionar que “en los anales del sector energético mundial no se encuentra un caso en el que se hubieran destinado tantos recursos públicos (para reconfigurarla) que lejos de incrementar la producción, provocaron un decremento dramáticamente.
“Es el sello distintivo de los gobierno neoliberales que nos antecedieron por la corrupción sin límite”.
Informó que derivado de los recursos invertidos para su reconfiguración, hay una serie de adeudos que no están debidamente documentados “y por lo mismo se encuentran sujetos a revisión por la auditoría interna para determinar la procedencia o no de los pagos de las contrataciones por emergencia durante 2017”.
Después de manifestar que se siente orgullo de encabezar un gobierno “humanista”, y de agradecer a Romero Oropeza, Rocío Nahle, secretaría de Energía, y Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad, su “apoyo, conocimiento, experiencia y honestridad”, resaltó que para la rehabilitación de las seis refinerías –en Minatitlán, Salina Cruz, Tula, Madero, Cadereyta y Salamanca– se destinaron para este año y el anterior 25 mil millones de pesos.
Indicó que el rescate de la industria petrolera ya no es por “contratismo”, como en el periodo neoliberal, porque era “pura corrupción”. Ahora, nos ayudan los trabajadores, ingenieros y técnicos de Pemex para “hacer las cosas de manera directa, ahorrar y que rinda más el presupuesto.
Expuso que el plan es procesar en las seis refinerías, en promedio, un millón 200 mil barriles diarios y en la de Dos Bocas –que actualmente se construye en Paraíso, Tabasco– 340 mil adicionales para el 2023.
“Estoy seguro que vamos a lograr nuestro propósito de darle valor agregado a nuestra materia prima, el petróleo, en nuestro país para que los beneficios queden en México”, y para generar empleos. “No es negocio ni lógico vender petróleo crudo para comprar gasolinas”, sostuvo, al referir que aún hay “insensatos” que hablan que es mejor hacerlo.
Aquí, dijo, “tenemos ya la infraestructura para la distribución de las gasolinas. Pemex tiene la concesión para la distribución de las gasolinas, nos ahorramos mucho en flete, eso no se toma en cuenta.
Resaltó que no quiere que cuando haya poco consumo y se tenga que comprar gasolina en el extranjero, se saturen depósitos de petróleo y se usen barcos como tanques de almacenamiento, como ocurrió por la pandemia de Covid-19.