El Papa Francisco, visiblemente indignado, se liberó de una mujer que lo había agarrado de la mano y tirado hacia ella, en medio de una multitud en la Plaza de San Pedro. El jefe de los católicos llegó a pegarle un «chirlo» en la mano a la mujer oriental que lo había forcejeado, antes de que interviniera su custodia. No podía ocultar su enojo.
El Papa Francisco caminaba por la plaza de la Ciudad del Vaticano y saludaba a los peregrinos en su camino para ver un gran Belén en la enorme explanada adoquinada.
Después de saludar a un niño, el Papa se apartó de la multitud, pero una mujer que estaba cerca lo agarró de la mano y lo atrajo hacia ella. El gesto brusco pareció causarle dolor y Francisco rápidamente le soltó la mano.
La mujer había hecho la señal de la cruz cuando el papa se acercaba.