Las llamas fustigadas por los llamados vientos de Santa Ana alcanzaron el jueves la zona de Santa Clarita y el incendio de mayores dimensiones continuaba ardiendo el viernes. Hasta 50.000 personas se hallaban bajo órdenes de evacuación.
En el norte de California, un incendio cerca del poblado de Geyserville, en la zona vinícola, arrasó con 49 inmuebles.
La amenaza de que los vientos cálidos y secos extiendan el fuego a lo largo y lo ancho de la región está siendo abordada con flotas aéreas y cientos de bomberos en tierra, que tratarán de proteger los hogares, cuyos jardines traseros se encuentren rodeados de árboles y arbustos.
Las medidas han fracasado en algunos lugares.
Con las brasas fuera de control, las viviendas en desarrollos subdivisionales y fincas rurales sufrieron daños o terminaron destruidas en el área de Santa Clarita y la cercana Castaic.
«Sabemos de al menos seis pero esa cifra puede aumentar», destacó Kathryn Barger, la supervisora de la oficina administrativa del condado Los Ángeles.
Algunos residentes de la zona trataron de combatir el fuego con mangueras de jardín.
En las zonas rurales, donde al menos dos fincas fueron consumidas por las llamas, la gente se lanzó al rescate de decenas de caballos, burros, cabras, un cerdo e incluso un emú.
No hubo reportes de heridos pero funcionarios del departamento de bomberos dijeron que un ave impactó el parabrisas de un helicóptero usado en el combate al fuego y lo dañó, lo que lo obligó a suspender actividades hasta el viernes.
La compañía de suministro de electricidad Southern California Edison, que el jueves suspendió el servicio de energía eléctrica a más de 31.000 clientes, evalúa si adicionalmente cortará el servicio a más de 386.000 clientes.