En dicho hotel se albergó el Benemérito de las Américas, Benito Juárez, y algunas otras figuras políticas importantes que a partir desde el 1861 pasaban por el pueblo.
El terreno, aún con el viejo inmueble de adobe, fue adquirido por César Baeza, quien dirigía el proyecto del equipo de baloncesto de los Cerveceros de Meoqui, y quien ordenó derribarlo por completo y limpiar el terreno debido a que en años pasados comenzara a colapsar parte de la edificación, no obstante quedó en pie una porción de la histórica, pero no valorada finca.
Cabe mencionar que el Hotel Hidalgo contaba con su propio bar o cantina, donde acudían las personas a bailar, a festejar bodas o disfrutar de la convivencia con buena música de aquellas épocas, sin embargo, ahora sólo son parte de la historia.
Pese a su significado para los descendientes de aquellos habitantes, que conocieron los hechos de manera oral, generación tras generación, hoy no logran entender cómo las autoridades encargadas de preservar ese patrimonio, el INAH, ignoró y no evitó su destrucción, o tal vez desconocían de la existencia del sitio que un día refugió a la república itinerante en la ruta del Benemérito de las Américas hacia la capital del estado.
Con información de Radiza