Kaylee Muthart, una mujer originaria de Anderson, Carolina del Sur, protagonizó un terrible episodio al arrancarse los ojos con sus propias manos durante una severa alucinación provocada por el consumo de metanfetaminas, según informó el DailyMail.

Kaylee era una estudiante ejemplar, miembro de la Sociedad Nacional de Honor, pero su vida cambió al abandonar la escuela a los 17 años para ahorrar dinero para la universidad, aparentemente en ese proceso, comenzó a rodearse de malas influencias y a experimentar con drogas más fuertes.

Días antes de ingresar a rehabilitación, Kaylee consumió una dosis elevada de metanfetaminas que la sumió en un estado de alucinación extremo.

 Convencida de que debía sacrificarse para «salvar al mundo», caminó hacia una iglesia cercana y cometió el acto de autolesión.

Testigos presenciales acudieron en su ayuda y fue trasladada al hospital, pero los daños en sus ojos eran irreparables.

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