La decisión de la Corte de Apelaciones del 5to Circuito es una victoria para Texas en una prolongada disputa sobre la política de inmigración con el gobierno del presidente Joe Biden, que también ha intentado eliminar las barreras flotantes instaladas en el río Bravo (o Grande).
Texas ha seguido instalando alambre de púas a lo largo de su frontera de aproximadamente 1.900 kilómetros ( 1.200 millas) con México durante el último año. En una decisión por 2-1, el tribunal emitió una orden judicial que impide a los agentes de la Patrulla Fronteriza dañar el alambre en Eagle Pass.
“Continuamos añadiendo más barreras de alambre de púas en la frontera”, publicó el gobernador republicano Greg Abbott en la red social X en respuesta a la decisión.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional no respondió de momento a un correo electrónico en el que se le solicitaron comentarios el miércoles.
Algunos migrantes han resultado heridos por el afilado alambre, y el Departamento de Justicia ha argumentado que la barrera obstruye la capacidad del gobierno de Estados Unidos para patrullar la frontera, incluyendo la asistencia a migrantes que necesitan ayuda. Texas sostuvo en la demanda originalmente presentada el año pasado que el gobierno federal estaba “socavando” las tareas de seguridad fronteriza del estado al cortar el alambre de púas.
La decisión se produce antes de que el presidente electo Donald Trump regrese al cargo tras haber prometido estrictas medidas contra la inmigración. Un funcionario de Texas ofreció este mes un terreno rural a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México para usar como área de preparación para posibles deportaciones masivas.
Las llegadas a la frontera sur de Estados Unidos han disminuido un 40% desde un máximo histórico en diciembre del año pasado. Los funcionarios de Estados Unidos atribuyen principalmente esta disminución a que México aumentó la vigilancia en los patios de maniobras ferroviarios y los retenes en carreteras.