Y aunque el uso más común de la expresión se refiere a un embarazo inoportuno, también se aplica a cualquier situación no deseada en la que se arruinan los planes o que una persona realiza alguna tontería o comentario inapropiado.
Pero realmente, la expresión “domingo siete” proviene de nada más y nada menos que de una tradición oral del medievo, de la cual existe una versión divulgada por los hermanos Grimm a finales del siglo XVIII, la cual relata a dos amigos que se encuentran a un grupo de campesinos cantando: “Lunes uno, martes dos, miércoles tres, jueves cuatro, viernes cinco, sábado seis”, y deciden interrumpir gritando: “Domingo siete!”, los campesinos molestos, le propinaron al par de amigos una tremenda golpiza, de la cual pudieron escapar, aunque tras el incidente, el “entrometido” domingo 7 , se hizo parte de la localidad y poco a poco llegó a otros lugares relacionándolo a “una metida de pata”.
Cotidianamente, uno se encuentra con más de un “domingo siete”, ya sea de uno o de alguien más y como bien dice la frase, es mejor no usarlo.