La nueva ruta podría reducir los tiempos de viaje a las naciones asiáticas hambrientas de energía aproximadamente a la mitad al transportar el gas a una terminal marítima en la costa del Pacífico de México, evitando el congestionado Canal de Panamá, afectado por el tráfico y la sequía.
La terminal es simbólica de un enorme cambio en curso en el comercio de gas, uno que influirá en el uso de combustibles fósiles en todo el mundo durante décadas y tendrá consecuencias en la lucha contra el cambio climático.
El auge del fracking en EU ha transformado al país en el mayor productor y exportador de gas del mundo. Al mismo tiempo, el resto del mundo ha comenzado a utilizar cada vez más gas, en plantas de energía, fábricas y hogares, en parte para alejarse de combustibles más contaminantes como el carbón. La demanda está creciendo especialmente en China, India y en países del sudeste asiático que se están industrializando rápidamente.
En México, la acción se centra por ahora en una terminal de gas, Energía Costa Azul, que originalmente estaba diseñada para enviar gas en la otra dirección: durante más de una década, ha descargado gas de los buques cisterna asiáticos y lo ha enviado por tuberías a California y Arizona para ser quemado y producir electricidad.
El fracking cambió todo. Ahora, Costa Azul, situada entre las montañas cubiertas de agave de Baja California y el vasto océano Pacífico, está experimentando una transformación de 2 mil millones de dólares en una instalación de exportación de gas producido en EU. Es la primera en una red de instalaciones de exportación de gas planeadas en la costa oeste de México.
La creciente producción en Estados Unidos, especialmente en la Cuenca Pérmica del oeste de Texas, combinada con el creciente apetito mundial, ha generado preocupaciones de que el uso de gas podría retrasar la transición mundial hacia fuentes de energía más limpias, como la solar o eólica, que no producen los gases de efecto invernadero que causan el cambio climático. El mes pasado, la Administración Biden detuvo el proceso de aprobación para nuevos proyectos de terminales de exportación en EU mientras considera los efectos del gas en el calentamiento global.
La pausa también afecta varios proyectos mexicanos propuestos, porque exportarían gas estadounidense, aunque no Costa Azul, que ya tiene sus aprobaciones y está en su mayoría completo. Sempra, la empresa que construye Costa Azul, se negó a hacer comentarios.
Si finalmente se construyeran y operaran los cinco terminales planeados en México a los volúmenes propuestos, México se convertiría en el cuarto mayor exportador de gas del mundo. Teóricamente, cada terminal operaría durante décadas.
Esto ha alarmado a activistas que se preocupan no solo por el cambio climático, sino también por posibles fugas de oleoductos y el aumento del tráfico marítimo en el Golfo de California, que es tan biodiverso que a veces se le llama «el Acuario del Mundo».
«La operación de esos proyectos de exportación significaría no solo una gran cantidad de emisiones de carbono y metano, sino también la industrialización de un ecosistema prístino», dijo Fernando Ochoa, quien dirige la Defensa Ambiental del Noroeste, una organización sin fines de lucro centrada en la región.
Además de estar más cerca de los campos de gas de Texas que de California, las normas ambientales menos estrictas de México y los costos de construcción más baratos son algunas de las razones por las que se están proponiendo estas terminales de exportación allí, en lugar de en la costa oeste de EU. Pero los analistas dicen que estas son básicamente estadounidenses: en su mayoría son propiedad, operados y abastecidos por empresas de gas estadounidenses.
«Cualquier expansión en México es equivalente a una expansión en Estados Unidos», dijo Gregor Clark, quien investiga proyectos energéticos en las Américas para Global Energy Monitor. EU tiene siete terminales de exportación en funcionamiento y cinco más en construcción, y se prevé que duplique sus volúmenes de exportación en los próximos cuatro años solamente.
Hasta hace poco, los buques cisterna podían pasar relativamente rápido por el Canal de Panamá, y los tiempos de viaje desde los terminales de exportación del Golfo de México a Asia eran razonables. Pero la sequía en Panamá ha reducido considerablemente el número de barcos que pasan por el canal cada día.
El Gobierno mexicano no respondió a una solicitud de comentarios y no ha hecho comentarios públicos sobre la directiva del Presidente Joe Biden.