La aspirina, conocida científicamente como ácido acetilsalicílico, es un medicamento de amplio espectro, utilizado para tratar el dolor, reducir la fiebre y como antiagregante plaquetario.
Sin embargo, el consumo indebido o excesivo de las aspirinas, puede conducir a complicaciones gástricas, como la gastritis, irritación estomacal y riesgos más graves como la erosión, perforación y sangrado del tracto gastrointestinal.
Se estima que la mortalidad asociada al sangrado gastrointestinal por uso de antiinflamatorios no esteroideos, como la aspirina, alcanza el 13%.
El uso de la aspirina como medicina data de hace más de un siglo y hasta ahora, es el antiinflamatorio no esteroideo más consumido del mundo.
Debido a que el fármaco actúa inhibiendo la actividad de ciclooxigenasa, enzima de mediadores inflamatorios, esto conlleva a una disminución de la producción del moco estomacal protector.