Los ataques israelíes alcanzaron principalmente zonas «con artefactos explosivos escondidos, túneles utilizados con fines terroristas, rampas de lanzamiento de cohetes y centros de mando», indicó el Ejército en un comunicado.
El Ministerio de Sanidad del territorio señaló que unos 109 palestinos han muerto en los nuevos ataques israelíes.
Médicos y testigos afirmaron que los bombardeos fueron más intensos en Jan Yunis y Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, donde cientos de miles de gazatíes se han refugiado de los combates más al norte.
En el cercano hospital Abu Yousef al-Najjar, la primera oleada de heridos eran hombres y niños.
Los habitantes de Gaza dijeron que temían que el bombardeo de las zonas meridionales del enclave pueda anunciar una expansión de la guerra a zonas que Israel había descrito antes como seguras.
Los residentes salieron a la carretera con sus pertenencias amontonadas en carros y huyeron en busca de refugio más al oeste.
Eylon Levy, un portavoz del Ejército isralí dijo que Hamas decidió poner fin a la pausa al no liberar a todas las mujeres secuestradas. «Ahora recibirá la madre de todas las palizas», afirmó.
Hamas señaló en un comunicado que había ofrecido liberar a más rehenes, incluidas personas mayores, pero que Israel había tomado «una decisión previa de reanudar la agresión criminal».
Israel, por su parte, aseguró que el grupo palestino no había liberado tantos rehenes de Gaza como había prometido.
Dos funcionarios israelíes, que hablaron bajo condición de anonimato, dijeron que las conversaciones fracasaron porque las dos partes habían llegado a un punto muerto sobre la próxima posible ronda de intercambios de rehenes y prisioneros. Hamas exigía que Israel liberara más prisioneros a cambio de los rehenes restantes, que incluyen soldados israelíes.