El testigo compareció por conexión electrónica desde una ubicación mantenida bajo reserva por la Fiscalía General del Estado, pero fuera del país, para señalar a “El Bryan” como responsable del secuestro de un sobrino, crimen que trata de probar el Ministerio Público ante el Tribunal de Enjuiciamiento Oral instalado en esta ciudad, mientras el acusado permanece en el Centro Federal de Readaptación Social del Altiplano.
Además de acusarlo por el plagio que es motivo del juicio oral 16/23, T.J, responsabilizó al imputado de varios homicidios de sus familiares y pobladores del Valle de Zaragoza, así como de robo de ganado, maquinaria agrícola, cosechas de nuez, dinero en efectivo y de otros delitos.
“Nunca nos han hecho caso las autoridades, ayúdenos”, dijo el testigo con identidad reservada ante el tribunal, luego de denunciar que incluso un comandante policiaco le ofreció llevarlo con
“El Bryan” a la ciudad de Parral para que platicaran y llegaran a un acuerdo, a fin de que pagara una cuota para que no le hicieran daño a él y a su familia.
Según T.J, en cuatro ocasiones tuvo contacto telefónico con el imputado, dado que nunca aceptó ir a verlo; además de que un conocido de su infancia intervino a su favor para tratar de convencer al imputado y a su papá, identificado como José S., alias “El Che”, de que no le hicieran daño.
En la décima audiencia que se realiza, el testigo protegido fue presentado en una pantalla de transmisión de la sala, sin el rostro difuminado ni la distorsión de su voz. En el mismo dispositivo apareció el imputado también por conexión remota desde la prisión de alta seguridad, acompañado de un abogado.
En la sala de audiencia estuvieron, de forma presencial, los tres jueces que integran el tribunal, Omar Meléndez, Diana Peña y Manuel Quintana; además de cuatro abogados defensores, dos agentes acusadores y el auxiliar de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (Ceave).
Antes de la realización de la diligencia, la defensa del imputado pidió que el testigo demostrara que estaba solo en el lugar donde declararía y que incluso dirigiera la cámara a todos los planos para corroborar que no tuviera documentos ni dispositivos de apoyo; asimismo, solicitó que los acusadores no tuvieran dispositivos de comunicación a la mano, también para evitar sospechas de que su testimonio pudiera estar dirigido.
Tras cumplir los requisitos que consideró válidos el tribunal, el testigo se presentó ante la cámara de la computadora en la que tenía la conexión y dio comienzo el interrogatorio y contrainterrogatorio programado.
QUISIERON SECUESTRARLO Y MATARON A SU FAMILIA, ASEGURA
El testigo protegido manifestó -ante las preguntas de la agente del MP que dirigió el ejercicio y el posterior interrogatorio por parte de los defensores- que ahora era un jornalero, pero antes se dedicaba a la compra-venta de ganado y de nuez, entre otras actividades del campo en Valle de Zaragoza, hasta que decidió huir de su pueblo a causa de la violencia.
Narró que el 17 de mayo de 2020 por la noche, un grupo armado presuntamente encabezado por el imputado fue a su casa para secuestrarlo, mientras estaba en el exterior con su esposa y otra pareja de amigos, así que se encerró para evitar que se lo llevaran.
Los delincuentes trataron de ingresar y él respondió a balazos, dado que tenía una escuadra en el interior, la que usó con el fin de disuadirlos; en el interior de la vivienda estaba con su hija pequeña, la que se resguardó rezando en la esquina de una recámara, mientras que en el exterior se quedó su esposa con la pareja que estaba en el lugar, quienes no fueron agredidos y también se pusieron en oración mientras duró el conflicto, extendido por unas tres horas, de acuerdo con su narración.
Al día siguiente, afirmó, debió huir para resguardarse en Chihuahua, pero una “halcona” cercana a su familia dio aviso al grupo criminal, por lo que el 19 de mayo por la noche, los mismos integrantes de la banda, unos 30 o 40, fueron a la casa de su hermano y secuestraron a uno de sus hijos.
El testigo dijo que tuvo conocimiento del secuestro de su sobrino porque su mismo hermano le llamó para informarle que unos delincuentes tenían rodeado su domicilio. Esa noche le habló directamente a su sobrino y no contestó, pero al rato de ese número le regresó la llamada y del otro lado de la línea estaba “El Bryan”, aseveró T.J, para sostener amenazas previas de que lo mataría y dañaría a su familia si no le daban todo su dinero.
“A mi sobrino lo dejaron vivir porque les dijo que tenían 300 mil pesos en el banco, pero a mi hermano lo mataron”, dijo el testigo, quien en reiteradas ocasiones calificó al imputado como “sanguinario”, “vil cobarde” y “méndigo delincuente”, hasta que la defensa pidió respeto a su representado y el tribunal conminó al declararse a limitar sus respuestas sin calificativos.
En fechas anteriores, afirmó, había tenido otro contacto telefónico con “El Bryan”, debido a que había sido víctima de robos cuantiosos en su propiedad y otros presuntos delincuentes intentaron extorsionarlo a nombre del ahora imputado, por lo que recurrió a un conocido de la infancia “que siempre ha andado en esas cosas del narcotráfico”, para que le ayudara.
Supuestamente ese conocido habló con “El Bryan” y su padre para que dejaran de molestarlo, pero los actos en su contra no pararon, robándole todo de su propiedad, vehículos, maquinaria, dinero, cosechas, alfalfa y alrededor de 100 cabezas de ganado.
“No dejaron nada, se llevaron hasta las gallinas, con eso les digo todo”, declaró T.J.
Además, puntualizó que la situación de violencia hizo huir a familias enteras, dado que el grupo criminal robaba casas y comercios, asaltaba en la carretera, mataba gente; sus familiares en particular fueron asesinados, igual que trabajadores de su rancho y vecinos que se habían atrevido a denunciar o se negaban a ser extorsionados.
El testigo enlistó fechas exactas de los homicidios de sus familiares –hermanos y sobrinos- que atribuyó al grupo criminal, así como la serie de hechos que llevaron al resto de su familia a dejar su pueblo de origen, abandonando amplias extensiones de tierras.
Además, en diferentes momentos pidió ayuda al tribunal e hizo expresiones más allá de los cuestionamientos del MP o de los defensores, lo que, sumado a los errores de conexión, generó interrupciones y llamados de atención a los intervinientes.
“SI YO LE LLAMO Y LE DIGO QUE SOY MICKEY MOUSE, ¿USTED ME CREE?”
La narración del testigo protegido fue objetada en diferentes momentos por los abogados defensores mientras se realizaba el interrogatorio del Ministerio Público, lo que motivó que el tribunal conminara a los litigantes a no interrumpir sin justificación el ejercicio.
Además, los abogados representantes de “El Bryan” cuestionaron la credibilidad del testigo desde la presentación de una denuncia que él hizo en enero de 2020, hasta su conocimiento certero de que el imputado era efectivamente el responsable del secuestro que originó el juicio.
Fue cuestionado por no asentar diversos hechos y datos en su denuncia formal y su declaración rendida para tal fin, que difirieron con lo narrado en su testimonio, ante lo cual respondió que fueron tantas cosas que muchas se le olvidaron o simplemente las dejó fuera de su querella.
Los defensores también hicieron hincapié en que T.J, nunca tuvo un contacto directo con el imputado, pues lo expuesto sólo señalaba llamadas telefónicas, por lo que no podía identificarlo en el lugar del secuestro ocurrido –porque no estuvo el testigo en el lugar- ni en otros hechos delictivos.
En un momento de la diligencia, el testigo fue interrogado sobre si estaba en la sala la agente del Ministerio Público que había tomado su denuncia en aquella ocasión, a lo que respondió que no podía identificar a nadie en la pantalla, salvo a “El Bryan”.
“O sea que no puede ver a nadie de los que estamos aquí en la sala, ¿pero a Bryan que está más lejos sí?”, reviró uno de los abogados, quien de forma constante hizo hincapié en que nunca tuvo cara a cara al imputado como para reconocerlo en algún hecho delictivo, pues todo asentó que fue por teléfono.
“Si yo le llamo y le digo que soy Mickey Mouse, ¿Usted me cree?”, cuestionó el defensor sin dar tiempo a objeciones ni a la respuesta del testigo, en otro de los momentos en los que la audiencia perdía orden.
Los defensores también cuestionaron que el testigo recordara fechas exactas de los homicidios de sus familiares, pero no pudiera recordar la fecha de un accidente automovilístico en el que murió su sobrino víctima de secuestro, caso que precisamente es la materia del juicio actual.
Asimismo, lo interrogaron sobre la forma en que enfrentó al grupo armado que lo atacó, mientras su esposa estaba afuera de su casa y también sobre la ropa que portaba él, su pareja y su hija pequeña esa noche, entre otras cuestiones que aseguró no recodar.
Finalmente, desde el Cefereso del Altiplano, el otro defensor que acompañaba al imputado le hizo planteamientos para reiterar que T.J, no estuvo en el lugar del secuestro ni tuvo jamás a la vista a “El Bryan” como para reconocerlo de manera fehaciente, con lo que cerró la participación de la defensa.
“Gracias a ustedes y espero que hagan justicia, no defiendan delincuentes”, dijo el testigo protegido al terminar su participación y ser cortada la trasmisión a la sala, donde la audiencia concluyó con la convocatoria para continuar este día el juicio, con otra comparecencia virtual ofrecida por la Fiscalía del Estado.